Obituario Hna. Francisca Mota

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Hemana Francisca Mota

Hermana Francisca Mota CCV

1.29.1924 – 5.29.2021

La Hermana Francisca Mota nació en un pequeño pueblo de Huesca, España. Su vida temprana estuvo profundamente marcada por 2 realidades de su familia. En primer lugar, la fe cristiana y la confianza en Dios fueron dones que se le dieron en el bautismo y, en segundo lugar, los primeros años de su vida se vieron afectados por la guerra civil española. Estas experiencias la convirtieron en una mujer fuerte, creativa, generosa, alegre y amable que entregó su vida al servicio de los demás.

En 1949, Francisca ingresó al noviciado de las Hermanas Carmelitas de Vedruna en Valencia, España. Enseñó durante unos años y luego fue enviada a Inglaterra para estudiar y aprender inglés, siendo su destino final California. Francisca, junto con otras 8 hermanas, llegó a Castro Valley en 1955, trabajando en una escuela primaria en una comunidad parroquial local.

En 1978, el número de inmigrantes de habla hispana estaba aumentando en la costa este de los Estados Unidos. La Arquidiócesis de Washington necesitaba religiosos bilingües para atender a las familias y jóvenes que venían de la pobreza y la guerra civil. Las Hermanas Carmelitas de Vedruna dejaron California y vinieron a Washington, D.C. para responder a esas necesidades. La Hermana Francisca estuvo involucrada en el trabajo pastoral en muchos niveles en toda la Arquidiócesis y en numerosas parroquias. Al final de la década de 1990, se unió a la comunidad Vedruna en Georgetown, Delaware. Trabajó en el cuidado pastoral con el Equipo de Ministerio Hispano de la Diócesis Católica de Wilmington entre inmigrantes guatemaltecos durante muchos años. La Hermana Francisca también sirvió fielmente como miembro de la junta de La Esperanza durante sus años en Delaware.

En 2006, la Hermana Francisca regresó a Washington D.C. para escribir la historia de las Hermanas Carmelitas de Vedruna en las Américas. Vivió sus últimos años en Washington D.C. Durante el año del virus COVID, estuvo en la residencia de las Hermanitas de los Pobres donde el Señor la llamó con Él la noche del sábado 29 de mayo. Tenia 97 años.