Una encuesta realizada a más de 3,000 estudiantes de décimo grado de 10 escuelas secundarias en Los Ángeles mostró que aunque fumar el cannabis sigue siendo el método más popular, los menores recurren cada vez más a productos comestibles de cannabis y a vaporizadores, según un estudio publicado en JAMA Network Open.
Según los investigadores, debido al tamaño y a la diversidad de Los Ángeles, los patrones de consumo de cannabis brindan información única sobre “un amplio grupo ” de adolescentes estadounidenses. Por ejemplo, el 62% de los estudiantes que alguna vez probaron la marihuana la habían usado en más de una forma, y alrededor del 8% probaron las tres formas.
Esos hallazgos fueron consistentes con las impresiones de Andrew G., un joven de 15 años del área de Washington, D.C. (Kaiser Health News no lo identifica con su nombre completo porque es menor de edad). Aunque no consume marihuana, piensa que más de la mitad de sus compañeros la han probado. También conoce a personas que la han usado en las tres formas.
“Como están apareciendo esas nuevas maneras —comestible, vapeo— parece que el estigma ya no existe”, dijo.
Esta actitud de mayor aceptación y mayor acceso alarma a los investigadores. “Estamos preocupados por el desarrollo del cerebro adolescente, los efectos potenciales sobre el desarrollo cognitivo, el estado de ánimo y la exposición a los cannabinoides y a las substancias químicas en esta variedad de productos”, dijo Adam Leventhal, autor del estudio y profesor de la Keck School of Medicine en la University of Southern California.
Leventhal calificó de alarmante este “uso de productos múltiples” por varias razones.
Una de ellas es que el cuerpo procesa estas formas de cannabis de manera diferente. Fumar o vapear probablemente tenga un efecto más inmediato, mientras que comerlo toma más tiempo para que el cuerpo lo procese. Los adolescentes podrían no darse cuenta de cuánto están ingiriendo, apuntó Leventhal.
Además, “estos nuevos productos podrían atraer a jóvenes que de otra manera podrían no consumirían”, agregó, refiriéndose a una gama de productos a los que se les agrega cannabinoides disponibles en el mercado, como los gummy bears (los caramelos masticables en forma de osos) y las bebidas energéticas.
Si los niños consumen muchos productos distintos, aumenta el riesgo potencial de adicción, explicó.
“Es un problema paralelo. Está comprobado que los adolescentes que usan formas diferentes de nicotina y productos de tabaco tienen un mayor riesgo de adicción”, enfatizó Leventhal.
El estudio consistió en una encuesta transversal de alumnos de décimo grado en el área de Los Ángeles. Se realizó desde el 2 de enero hasta el 6 de octubre de 2015. La ubicación y el momento de la encuesta fueron importantes, señalaron los investigadores, porque California legalizó el cannabis medicinal en 1996. En 2018, se convirtió en uno de los nueve estados en permitir la venta para uso recreativo.
Leventhal señaló que los hallazgos del estudio podrían representar las primeras señales de una tendencia que solo aumentará a medida que más estados legalicen la marihuana. De hecho, los productos de cannabis parecen estar ganando terreno entre los adolescentes en comparación con otras sustancias.
El uso del alcohol y la nicotina entre adolescentes, por ejemplo, ha estado disminuyendo durante años, según Monitoring the Future, una encuesta de varias décadas realizada por la Universidad de Michigan.
“Se trata sin duda de una historia de éxito de las políticas de salud pública”, escribió Richard Miech, investigador principal de la encuesta, en un correo electrónico. “En contraste, el consumo de marihuana no ha disminuido mucho en las últimas dos décadas”. Miech no participó en el estudio de JAMA.
Leventhal también destacó un factor socioeconómico en las conclusiones del estudio.
Tradicionalmente, los menores que se encontraban en un nivel socioeconómico más alto tenían un menor riesgo de consumir marihuana, dijo. Eso sigue siendo cierto para el cannabis tradicional y comestible, pero los niños más ricos tenían más probabilidades de usar marihuana vaporizada, según el estudio.
Leventhal cree que la popularidad del vapeo atrae a más niños y adolescentes al uso de la marihuana. Elimina algunas de las barreras comunes que mantienen a los niños alejados de las drogas: no hay un olor revelador que alertaría a los padres, no deja marcas en los pulmones y es percibido como más seguro que el humo tradicional.
“Se puede usar el mismo vaporizador, los adolescentes pueden cargarlo un día con nicotina y al día siguiente con un líquido que tiene THC u otro cannabinoide”, explicó Leventhal.
Y así podría ser más difícil para los padres o los maestros detectar el consumo de drogas.
Descubrir a un niño con una bolsa de marihuana le traería serios problemas de inmediato. Pero si los padres encuentran un vaporizador que parece un cigarrillo electrónico normal, o un paquete de gummy bears, es posible que no se den cuenta de lo que están viendo.
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Foto: La compañía asociada de Juul (en la foto, que se usa para consumir tabaco) también fabrica un dispositivo en forma de bolígrafo para consumir marihuana llamado Pax Era. Los jóvenes están aprendiendo a llenarlos con aceites de marihuana. (Brianna Soukup/Portland Press Herald via Getty Images)