America’s Voice reflexiona ante la muerte del senador demócrata Edward Kennedy, constante defensor de los inmigrantes

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A continuación las reflexiones de Frank Sharry, director ejecutivo y fundador de America’s Voice, y de Maribel Hastings, Asesora Ejecutiva de America’s Voice, ante el fallecimiento del senador Kennedy:

Declaración de Frank Sharry:

“El senador Kennedy fue nuestro héroe, nuestro líder y nuestra fortaleza. Por más de cuatro décadas fue la figura destacada en lograr que nuestras políticas migratorias y sobre refugiados fueran consistentes con los más profundos ideales estadounidenses.

Con su legislación migratoria de 1965, el senador Kennedy garantizó la reunificación familiar sin importar la raza, religión o el origen nacional. Con su Ley de Refugiados de 1980 garanla protección de los refugiados ya fuera en lejanos campamentos o en nuestro país. En recientes años peleó incansablemente por una reforma migratoria integral que habría concedido derechos y reconocimiento a 12 millones de trabajadores indocumentados y a sus familias que viven en nuestra nación sin gozar de esas protecciones.

Quienes tuvimos el honor de verlo trabajar de cerca, siempre recordaremos al hombre y no al personaje. Contrario a lo que suele ocurrir en la política, mientras más uno conocía al senador Kennedy, más lo quería. Su humanidad, humildad y generosidad eran contagiosas e inspiradoras. Siempre entendió que él era el vehículo para avanzar las grandes causas. En un mundo político donde muchos se centran en cómo utilizar las batallas de política pública para aumentar su poder, el senador Kennedy se centró en usar su poder para ganar batallas de política pública.

El senador Kennedy no vivirá para ver la reforma migratoria integral convertirse en ley, pero gracias a sus encomiables esfuerzos, ya no se cuestiona si esa medida se aprobará sino cuándo. No estará presente en la ceremonia en la cual se promulgue esa reforma, pero indudablemente se sentirá su fuerte presencia.

Personalmente, cuando esa medida se promulgue, pensaré en uno de los momentos más electrizantes de la primavera del 2006. El senador Kennedy habló ante una manifestación de inmigrantes latinos en la zona de monumentos en Washington. Desde el podio, su amor por las 200,000 personas que tenía frente a sí era igualado por el amor de esas personas hacia el senador. La multitud enarbolaba banderas de Estados Unidos y el senador, con una voz todavía más fuerte de lo usual, preguntó: ¿Me ayudarán a defender la reforma migratoria? La multitud respondió al unísono que Sí. El senador preguntó: ¿Aman a Estados Unidos? Y el Sí de los presentes retumbó.

En ese instante, las 200,000 personas allí presentes, incluyéndome, reforzamos nuestro amor por Estados Unidos.

Ahora es nuestro deber completar su visión de un Estados Unidos que evoluciona constantemente hacia la unión más perfecta por la cual luchó durante toda su vida”.

Declaración de Maribel Hastings:

“El “León” liberal del Senado, Edward M. Kennedy, senador demócrata de Massachusetts, murió y los inmigrantes pierden, en mi opinión, a su más sincero y acérrimo defensor en el Congreso de Estados Unidos.

Kennedy siempre defendió con fuerza diversas causas como los derechos civiles, la salud y la educación, pero en la comunidad inmigrante y entre los grupos que defienden a esos inmigrantes, se le recuerda con profundo agradecimiento por su constante lucha en favor de los derechos de los inmigrantes y en los últimos años, por sus inmensos esfuerzos en tratar de concretar una reforma migratoria integral.

Kennedy fue el autor de los proyectos de ley de reforma que desafortunadamente no progresaron en el Senado federal en años recientes. En ese entonces me desempeñaba como Corresponsal en Washington del diario La Opinión y veía a Kennedy caminando con dificultad por los corredores del Congreso de reunión en interminable reunión buscando acuerdos, o de conferencia de prensa en conferencia de prensa promoviendo el tema, o de tarima en tarima instando a los mismos inmigrantes a no darse por vencidos y a no perder las esperanzas.

En 2006, durante las multitudinarias marchas de inmigrantes a través del país en favor de la reforma, Kennedy fue la figura legislativa central en el evento aquí en la capital federal, con su imponente figura y su voz de trueno, echando mano de frases en español para decirle a los inmigrantes que Sí se Puede.

En ese año y en 2007 luchó hasta el final para avanzar la reforma migratoria, y cuando no se pudo, de todos modos convocó a activistas para animarlos a no dejarse caer y planificar los próximos pasos. El eterno optimista frente a la adversidad, siempre buscaba la frase adecuada para animar a los alicaídos que tenían la encomienda de seguir movilizando a la comunidad inmigrante y buscando aliados en el Congreso.

El cáncer cerebral contra el cual perdió la batalla también había impedido su presencia en el furioso debate de la reforma de salud que siempre defendió.

Quienes abogan por la reforma migratoria han extrañado en los pasados meses la guía y los consejos de quien fue uno de sus más cercanos aliados. Según nos adentramos en la dura pelea por esa reforma, entendemos que es muy difícil que alguien sustituya lo insustituíble. Kennedy fue algo así como la “conciencia” del Senado, de los demócratas del Senado, de los demócratas en general. La esperanza es que quienes queden atrás muestren al menos una fracción de esa conciencia y del compromiso de Kennedy para hacer realidad la reforma migratoria.

Descanse en Paz, Senador Kennedy”.