A mi amiga seguidora del Madrid, le gusta que su club gane con limpieza. Es católica y también le gusta que “su equipo religioso” haga bien las cosas.
A mi amiga del Chivas lo que le va son sus colores. Es evangélica. También le gusta que su equipo y su iglesia hagan las cosas “como Dios manda”.
na tercera, es tan discreta y callada que, por no decir, no dice si le gusta o no el fútbol. Es musulmana. En cualquier colectivo grande, cualquiera de sus componentes puede cometer errores, pero no por ello cabe descalificar al colectivo completo.
Nadie “arremetería” contra todo el Barcelona por una entrada cometida por uno de sus jugadores ¿Verdad?
Con motivo de la reelección papal, personas “de fuera del club” han aprovechado para cebarse con públicas descalificaciones que afectan a la totalidad de la iglesia católica.
Han “olvidado” la labor callada de muchos de sus integrantes, en favor inclusive de aquéllos que no son de su club. Acabamos de enterarnos de que el nuevo líder de la Iglesia Católica, el Papa Francisco I era uno de ellos…
La biografía del “Papa austero” contrasta con la de otro latino recientemente fallecido, Hugo Chávez.
El comandante que hablaba de los pobres y asumió el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia un socialismo del siglo XXI “basado en la solidaridad, la fraternidad, el amor y la igualdad”, y que llegó a afirmar que “ser rico era malo” ha dejado a su familia una herencia que ronda los 2.000 millones de dólares…
La naturaleza humana es contradictoria. Así, de Francisco I cardenal argentino calificado por sus compañeros como “de presencia discreta y de bajo perfil”, no se esperaría que fuera capaz de modernizar la Iglesia argentina, calificada como la más conservadora de Latinoamérica.
Pero lo hizo.
De mi amiga, “la discreta” no se esperaría que fuese una abogada que recorre el mundo defendiendo los derechos de las mujeres.
Pero así es.
Ni el América, ni las Chivas, ni la Iglesia hacen siempre bien las cosas. Eso no quiere decir que debamos renegar de nuestros respectivos equipos, sino evitar errores, resolver los cometidos y avanzar.
Muchos de los llamados a solucionar los fallos de otros no son líderes mediáticos y llenos de glamour, sino personas desconocidas y discretas pero de gran capacidad. Quizás las masas no reparen en ellos al verlos; pero su labor callada, inteligente, consecuente y continuada a lo largo de los años habla por ellos.
Y para terminar de sorprender a veces ¡hasta bailan!.
Porque el nuevo Papa, sabe bailar el tango.
¿Lo habrían imaginado?.