Con la venda en los ojos

0
1045

Tras las convenciones nacionales de los dos partidos, las espadas están en alto. Pero ahora que Trump mira a Clinton y viceversa, debería ser el momento de los hispanos de recordarles a ambos que estamos aquí y que es a nosotros a quien deben prestar atención.

No voy a invocar para que reparen en nosotros, razones afectivas, culturales o humanitarias sino un lenguaje que los políticos entienden mucho mejor: el económico. Se han emitido cincuenta informes –uno por cada estado de los Estados Unidos– por la organización “Partnership for a New American Economy” en los que se explica el el alto impacto económico de los inmigrantes en cada uno de los estados.

En el caso de Delaware, los inmigrantes representan el 8.5% de la población y más del 11% de los empresarios de este estado. Cerca de 3,700 inmigrantes en Delaware son autónomos (autoempleados) y con sus negocios generaron unos ingresos de $45.6 millones.

Para los que crean que los inmigrantes en este estado son sólo “mano de obra no cualificada y barata” hay que indicarles que 1 de cada 4 médicos de este estado, nacieron fuera de Estados Unidos y que tres de las cinco industrias que emplean el mayor número de inmigrantes, lo son de sectores (informático, científico y farmacéutico) que ofrecen elevados salarios por trabajadores altamente especializados. Además, el 50% de las empresas Fortune 500 con base en Delaware fueron fundadas por inmigrantes o por sus hijos. Una sola de estas empresas generó $34.9 millones de millones en ingresos anuales y dió trabajo a 63,000 personas en todo el mundo.

Un grueso importante de los inmigrantes de Delaware son hispanos y generaron en 2014 unos ingresos de $515.3 millones. Además pagaron en impuestos $100.1 millones,

de los cuales $73 millones fueron a tasas federales y $27.1 millones a impuestos estatales y locales. De todos estos pagos que realizaron, $5.6 millones fueron a Medicare y $23.7 millones a la Seguridad Social.

Si todas estas razones no convencen a los candidatos de la importancia de nuestra comunidad, el informe da una más: 35,120 inmigrantes son elegibles para votar en 2016 en Delaware, 19,040 (5% del total de votantes elegibles) ya están registrados para votar. El margen de victoria del Presidente Obama en las elecciones de 2012 fue de 77,100 votos.

Aunque para algunos “todos los inmigrantes de Estados Unidos son indocumentados”, la realidad es que sólo un 2% de la población de Delaware carece de documentos (aproximadamente 19,803). A nivel nacional, el 86.6% de los varones indocumentados en este país tenían trabajo en 2012 y 2013, lo cual quiere decir que tuvieron oportunidades reales de trabajar. También hay empresarios indocumentados; en Delaware 929 para ser exactos (6% de la población indocumentada entre 25 y 64 años).

El 78% de los inmigrantes sin documentos en Estados Unidos lleva en el país 5 o más años y de ellos sólo el 7% no habla inglés y un 28% no lo habla muy bien.

Después de todas estas cifras ¿creen que alguno de los dos contendientes en la presidencia de los Estados Unidos rechazaría tan pingües ingresos procedentes de los inmigrantes (documentados o no) para la nación en general (y para el estado de Delaware en particular)? Mal empresario o gestor de la nación sería quien intentara hacerlo. Y digo quien lo intentara, porque, no creo que su gabinete, ni las Cámaras se lo permitiese llegado el caso. Una cosa es lo que se dice en las campañas y otra lo que se hace una vez que detentan el poder y de eso tenemos ejemplos en ambos lados.

No creo que ni Trump ni Clinton tengan una venda en los ojos respecto al importantísimo aporte de los inmigrantes a este país, y en particular de los hispanos. Los que sí creo que tenemos esa venda somos los hispanos que seguimos sin darnos cuenta de la fuerza que puede llegar a tener nuestra comunidad.

Como residentes en este país no debemos quedarnos a un lado de todo este proceso; quien sea ciudadano que se registre y vote, dejando oír su voz. Quien no pueda votar, que igualmente colabore y deje oír su voz a través de los que la tienen. Si queremos que los candidatos nos tomen en cuenta, hay que dejarse oír, si no, habrá que callar, al menos durante los cuatro próximo años y afrontar lo que los otros elijan. ¡Quítese la venda de los ojos y descubra su fortaleza para decidir el futuro de este país!