Correo de voz

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Esta frase, correo de voz, no es de origen netamente hispano, puesto que el correo (limitémonos al postal) es un servicio para remitir cartas, tarjetas, paquetes y demás objetos físicos, en tanto que voz es un elemento sonoro e inmaterial que no puede incorporarse a ello.

Luego entonces la única conclusión posible es que la frasecita tiene que haberse tomado en préstamo de ajena fuente, como el inglés —para decirlo sin ambages—. Está clarísimo como el agua destilada, por consiguiente, que es traducción literal de voice mail, frase creada según el patrón de e-mail (electronic mail), término que dicho sea de paso también copiamos anglómanamente, tal cual, con idéntico resultado: un engendro antihispano sin pies ni cabeza.

¿Y acaso no tenemos el antiquísimo recado para este concepto? El recado es, precisamente, un mensaje oral que se envía a alguien por interpósita persona y, modernamente, dejándolo grabado en un contestador telefónico. Por cierto, también está catalogada la voz recadero, que se refiere al sistema o intermediario usado para ese fin. Además, se trata de un término “univerbal”, o sea que es mucho más compacto y útil que uno “pluriverbal”. (Univerbal y pluriverbal, de claro significada y gran utilidad, no son voces catalogadas —de ahí que estén entrecomilladas—; pero debieran estarlo.)

Respecto al préstamo e-mail ya hemos dicho que puede perfecta y comprensiblemente reemplazarse con correl (corre-o + el-ectrónico), voz que tiene las ventajas de amoldarse a nuestra fonética y morfología, permitir derivados —correlero, correlería, correlista, correlear, etc.— y, aun más, facilitar el plural (correles).

“Sobrequedarse, sobrequedado”. Hemos oído este desatino en las noticias vespertinas, como supuesto equivalente de overstay, es decir, permanecer en el país más allá del plazo o vigencia de una visa. En buen romance, según creo, bastaría decir “exceder el (plazo) visado” y, una vez aclarado el concepto, los involucrados podrían, por extensión, identificarse con “excedentes” —pero no sobrequedados—.

“Hablan mal el español, a expensas del inglés”. Francamente, no sé qué ha querido decir el locutor noticiero con esta frase, ya que “a expensas de” significa “a costa de, por cuenta de, a cargo de”. Pero ninguna de estas acepciones parece darle sentido a semejante menjurje. Evidentemente, quisieron decir “debido a la influencia del inglés”.
Balance. Un balance, en castellano, es un estado de cuentas; por ejemplo, “el balance anual” de una empresa. También es un sillón que se mece. Sin embargo, aunque ustedes no lo crean —por el insistente uso equívoco al copiar el cognado inglés— NO significa equilibrio.

Un deportista no se “desbalancea” ni “pierde el balance”, sino que se desequilibra. Y de un informe no se dice que está “balanceado”, sino equilibrado. Son conceptos muy distintos.
Barbecue. ¡Esta sí que está buena! Se trata de una voz de origen taíno, “BARBACOA”, incorporada al castellano desde hace medio milenio con el mismo sentido que le daban los aborígenes caribeños, pues se referían así a su modo de cocinar los alimentos, a fuego abierto. (Posteriormente adquirió, por extensión, el sentido de “entrepiso”, acepción que no viene al caso.) Pero ahora resulta que al haber sido absorbida por el inglés con ligera modificación fonética, “barbecue” vuelve a nuestro idioma “en préstamo” como si fuera voz ajena, cuando es nuestra: ¡“BARBACOA”!

“Zona trending”. Aunque no se crea, así reza el lema publicitario de ciertos productos (a los que no daremos más propaganda). Suponemos que pretenden dar la impresión de que están de moda y son atractivos y agradables, lo cual en buen inglés ni siquiera es trending, sino trendy. En todo caso, dudamos que los no bilingües capten ese mensaje, que mejor podría expresarse con otra locución, como “¡El último grito de la moda!”, o bien “¡Póngase usted a la moda!”

Creemos, estimados lectores, que lo óptimo en la materia sería poner de moda el valioso y clásico castellano, haciendo barbacoas” y equilibrando el idioma según su ínsito genio, sin jamás “sobrequedarnos” en el “espanglés”. La mezcla de lenguas, como norma, rara vez ha conducido a puerto seguro.

Emilio Bernal Labrada, de la Academia Norteamericana, es autor de: El buen uso impide el abuso / Good Usage Prevents Abusage, La prensa liEbre o Los crímenes del idioma, y otras obras. Pedidos a emiliolabrada@msn.com o a amazon.com.