Nadie puede negar que los inmigrantes han traído y siguen trayendo riqueza a este país: son uno de los principales motores de su desarrollo económico. Como Margaret Reyes, Social Justice Chairperson de GACHA (órgano asesor del Gobernador del Estado para asuntos hispanos) nos comentaba, “según la Cámara de Comercio, la oficina presupuestaria del Congreso y la Administración de la Seguridad Social de los Estados Unidos, la inmigración es vital para esta nación”.
Inmigrante no es sinónimo de ilegal. Y aún entre los indocumentados casi un 70% paga sus impuestos sin recibir ningún beneficio. Los inmigrantes ocupan mayoritariamente los puestos que nadie quiere. Su marcha del país produciría un fracaso de la economía. Todas las partes están de acuerdo en que la situación migratoria actual no satisface a nadie. Todos claman por una Ley de Reforma Migratoria, pero la economía y otras reformas prometidas como la del Sistema de Salud han tomado la delantera. La Marcha del 21 de marzo surge como la unión de líderes y organizaciones diversas para pedir al Congreso que actúe. Es muy importante que esa Marcha sea un ejemplo de organización y unión. No se trata de una marcha contra nadie. Muy al contrario se trata de una marcha pro-América: la reforma migratoria contribuirá a la recuperación económica del país y éso beneficiará a todos los residentes en los Estados Unidos. Cualquier altercado, cualquier consigna que no responda al espíritu de la marcha debe ser erradicada desde el mismo momento en que se produzca. No hay que olvidar que es una marcha a favor de América en la que todos caminamos juntos. Cierro esta columna con las palabras de Wanda López (Directora Ejecutiva de GACHA) que apela a la unión de todos (ya sean hispanos o norteamericanos) “Unidos somos poderosos”. ¡Ojalá la marcha del 21 de marzo sea el comienzo de un crecimiento juntos!