“Hippy”, “X”, “JASP” o “Y” son algunas de las etiquetas
que se dieron a generaciones de los siglos XX y XXI.
Los veinteañeros europeos actuales son la “generación cangrejo”.
Al igual que el crustáceo, caminan hacia atrás con respecto
a los logros obtenidos por sus progenitores.
Una de las generaciones mejor preparadas de la historia no
encuentra empleo y, si lo encuentra, es recibiendo como pago unas cantidades que no se corresponden con sus conocimientos.
Unos se “indignaron” y se manifestaron por su derecho a
mejores salarios, viviendas, etc., meses después
todo sigue igual.
Otros, más prácticos y mejor preparados, reaccionaron
y abandonaron sus países en busca de un futuro mejor, allí
donde se les requiriese.
¿Es ésta una situación aislada y achacable a la crisis económica u ocurrió también en el pasado? ¿Hemos olvidado la generación de posguerra subsiguiente a la II Guerra
Mundial? Aquellos jóvenes vivieron la pobreza pero remontaron sus vidas al igual que la economía
de los países en que nacieron. Sus hijos, tuvieron una realidad muy diferente, marcada por la economía
del bienestar que degeneró en una sociedad consumista. Los “nietos de la posguerra” no conciben una vida sin computadoras, celulares y ipads, y creyeron, hasta hace poco, que ése era su derecho.
¿No será que los jóvenes europeos están viviendo una situación que jamás soñaron padecer y que les provoca pánico? Quizás éso explique el porqué los ancianos
están mucho más tranquilos ante la crisis económica actual. Ellos ya han visto la cara a la pobreza.
Frente a los jóvenes europeos, asustados por su futuro incierto, hay en este lado del océano unos jóvenes emprendedores y sorprendentes que, desde muy temprana edad saben que la vida es un cúmulo de incertidumbres.
Con madurez, los DREAMERS han dejado escuchar su voz a nivel nacional y exponer sus pretensiones de una forma
pacífica y adecuada. Su voz ha sido oída. Si en algo todo el mundo está de acuerdo es que ellos son las víctimas inocentes de una situación que no crearon ni buscaron.
No reclaman mejores salarios, ni viviendas, reclaman su derecho a estudiar en igualdad de condiciones con el
resto de jóvenes.
Puede que, incluso esta generación DREAMER abra la
puerta a sus propios progenitores y consiga que se lleve a cabouna reforma migratoria. No están asustados pero tampoco
son desafiantes. Luchan por sus derechos.
¿Y no es éso lo que ha ocurrido siempre a lo largo de la
historia? Siempre hubo emprendedores y quejumbrosos. No sería justo que el destino tratase a unos y a otros con el mismo rasero.
Si la generación DREAMER y la CANGREJO se enfrentasen
en un hipotético encuentro de fútbol no tengo duda de quién
ganaría… ni tampoco de quién le protestaría al árbitro por las decisiones “injustas” que hicieron que no se alzaran con la victoria. En fin, como dice el libro del Eclesiastés “Nada nuevo bajo el sol”.