Su marido y sus hijos se han marchado de fin de semana largo a esquiar con otros amigos. Ella, con la excusa del trabajo, se ha quedado en la ciudad para pasar cuatro días sola con su amante. Será libre, tendrá todo ese tiempo para estar con su amor. Hoy es miércoles y está disfrutando de estos días previos al encuen- tro. A ella le gusta llamar a ese periodo de espera “la fase rosa”
Su amante es un extranjero que encontró por casualidad mien- tras iba a Milán por trabajo, se conocieron hace tres meses, se ven poco pero están viviendo plena y recíprocamente la primera fase de enamoramiento. Por este motivo ella se ha inventado la fase rosa, para disfrutar cada minuto De su relación amorosa.
El extranjero es diferente, habla poco y sabe escuchar. Es alto con algunas canas y tiene unos ojos verdes maravillosos. Sus mensajes, divertidos, irónicos y explícitos la enamoraron sin ningún arrepentimiento.
¿Desde hace cuánto no se sentía así?
Ella estaba aburrida de la vida, de la rutina, de lo que se debe o no se debe hacer, del bien y del mal, de la semana blanca en Cortina, del verano en Cerdeña, de la mediocridad, de una vida plana, de no sorprenderse con nada; se dejó llevar sin remordi- miento, sin dolor. Es feliz y libre pero sabe que el momento de decírselo al marido está muy cerca.
Cita en el aeropuerto para su fuga, se van a la montaña, ella ha elegido el hotel: tranquilo, como ha sugerido él.
“Será todo perfecto” piensa ella mientras le espera en el co- che a la salida de la terminal.
Cuando lo ve salir todo su cuerpo se ilumina, la vida vuelve a empezar. Se besan y empiezan a hablar como si fueran una pa- reja normal que no tuviera nada que esconder, parece que están juntos desde hace mucho tiempo y que no han perdido nunca la chispa de la pasión.
“Es todo tan natural” dice ella. El extranjero sonríe y la besa de nuevo mientras ella arranca el coche.
Él es encantador, habla despacio y le pregunta por los niños, por la semana de trabajo, se interesa de verdad por ella. Ella mueve mucho las manos mientras habla y se toca el pelo rubio y liso que se coloca continuamente con la mano detrás de las orejas. Su nuevo amor la hace sentirse feliz y segura de sí mis- ma, la pasión se nota, esta temporada está realmente atractiva.
Están cenando, todo es perfecto, ella le mira y siente que su cuerpo está sereno, tranquilo, calmado; sonríe al mundo.
Él en- tiende solo con la mirada que ella le comprende, que están en sintonía, que ella estará siempre de su parte.
Ella cierra un momento los ojos y volviéndolos a abrir le ve en su futuro, se da cuenta, como una revelación, de estarán para siempre juntos. Saben que no tienen prisa, que no habrá obstá- culos sino soluciones, darán la cara a todo juntos y se amarán para siempre.
Son felices, han entendido que juntos son únicos, se han en- contrado para siempre.
Mientras se miran, a sabiendas de que su amor es verdadero, oyen que la puerta del restaurante se abre y ella ve a su marido cogido de la mano de su mejor amiga.
“Bueno” piensa ella “algo ahorraremos en abogados”