El complejo de Sissi

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No sé si me lo he inventado yo o en realidad existe pero, de- finitivamente, mi madre tiene el complejo de Sissi. Este “com- plejo” consiste en considerar como positivo todo lo que nos sucede, pensar que todo es bello y que todos somos muy afortu- nados. Mi madre es el complejo de Sissi hecho persona.

Si tenemos presente la Sissi, nuestra Sissi (Romy Schneider) en sus películas, interpretando a la emperatriz Isabel de Austria, nos viene a la cabeza su mirada angelical, su sonrisa, su amor incondicional por su marido, su diplomacia con la suegra, su dulce voz, sus hijos perfectos … Mi madre es así pero en ver- sión Castilla y León, ya que es de Palencia.

No he oído en toda mi vida a mi madre criticar a nadie, en- sañarse con persona alguna, ser rencorosa o decir ya me las pagará.

Perfecta en sus imperfecciones, sus frases a las que no puedo contestar siguen siendo las mismas con el pasar de los años:

“Más se perdió en Cuba y vinieron cantando”.

“Tu respira hija, respira”.

“Tómatelo con calma”

“Tú vales mucho”. Teníamos que haberlo patentado antes
que Loreal…

“Ya verás como todo se arregla”

“Algo mejor llegará”

“El dos tienes” es la respuesta de mi madre cuando le pides
algo que no tiene intención de hacer, sabemos en la familia (porque ya son muchos años juntos) que quiere decir ¡NO! pero no sabemos de dónde lo ha sacado.

A mi afirmación: “Mama me duele la cabeza”, respuesta de mi madre: “Eso es hambre”

A mi afirmación: “Matteo (mi hijo) no estudia”, respuesta de mi madre: “Eso es que come poco”

A mi afirmación: “Estoy agotada”, respuesta: “Seguro que no has comido nada”

Desde Perú yo y ella en casa con los niños:

A mi pregunta: “Qué tal va todo?”, respuesta de mi madre

“Los niños han desayunado, dos crepes, un zumo de naranja con 3 naranjas, la leche. Luego para comer les he dado ham- burguesas hechas con la carne que he comprado en el mercado en el segundo puesto “según entras” a la derecha y por la noche pescado con patatas panaderas al horno…..”

Mi madre una noche, en la Costiera Amalfitana, viendo cenar sola en un restaurante a una turista japonesa me dijo: “Irene, dile que cene con nosotras, que si yo estuviera sola en el ex- tranjero me gustaría que me invitaran también” Yo, que tengo más complejo de NoNo que de Sissi, contesté “¡Narices! Que me va a tocar traducir toda la cena y a ti pagar la cuenta”. No he heredado el carácter de mi madre como se ve y tampoco sus dotes culinarias, en fin … esta vez me digo a mi misma lo de “más se perdió en Cuba y vinieron cantando”.

Yo no soy muy niñera, me gusta más ocuparme de la organiza- ción general, de hablar con los profesores, de los besos y de los achuchones que jugar con los niños. Mi madre es capaz de jugar con Matteo mil partidas de Monopoli o de coser a Costanza (mi hija) mil vestidos para la muñeca o de poner la cocina “hecha un Cristo” (expresión también de mi madre) para hacer pizzas o “picinas”, como las llama ella, sin que se oiga una frase del tipo “ten cuidado con la harina que se mancha la mesa” o “chicos tratad de tener cuidado”.

En un contexto de juego donde se pueden ser hacer “picinas”, disfrazarse, hacer collares, pintar con acuarelas… se siente y se aprecia solo juego, diversión y buen rollo. A la hora de recoger, cuando obviamente mis hijos se han escaqueado, mi madre recoge todo sin que se le note un ápice de mal humor, cansancio o arrepentimiento; solo alegría y buen humor.

Creo que gracias a su carácter no tiene arrugas en la cara y cuando intentas atacar por otro frente, del tipo “se ve que no nos privamos de nada ¿eh? Que nos estamos poniendo como un barrilillo!”, me dice que se encuentra estupenda, con esta respuesta me desarma y me largo con la cola entre las piernas maldiciendo mi mala leche y pensando que me encantaría cam- biar mis huesos por más michelín y mejor carácter.

Yo ya no puedo introducirme en su mundo porque perte- nezco demasiado al mundo real pero doy las gracias todos los días de haber podido conocer el suyo y de tenerla como madre. Un beso mami.