El último jalón

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WASHINGTON – Si no se logra el DREAM Act en las próximas semanas, antes de que en enero asuma el control de la Cámara Baja un Partido Republicano que ha expresado que sólo se centrará en medidas de “seguridad”, ¿qué dirán el presidente Barack Obama y los demócratas a los votantes latinos en las elecciones de 2012? ¿Que no se pudo? ¿Que en el segundo período presidencial –si lo hay-, sí se podrá? ¿Que otros tuvieron la culpa? ¿Con qué nuevas excusas saldrán los republicanos para seguir oponiéndose al DREAM Act mientras algunos de sus miembros ya anuncian “prioridades” como la de negarle la ciudadanía automática a hijos de indocumentados?

Como no tenemos bola de cristal para adivinar el futuro, más vale encarar el presente y esto es una renovada oportunidad para que la administración le demuestre a la comunidad y a los votantes hispanos resultados concretos de algún alivio migratorio.

Ambas cámaras todavía son de mayoría demócrata. Los moderados demócratas que perdieron sus escaños en noviembre podrían superar el trago amargo, optar por una ruta digna y hacer un bien por la juventud que quiere estudiar o servir en las Fuerzas Armadas.

Pero se requieren republicanos. Los que siguen en sus escaños y que en el pasado apoyaron el DREAM Act, ya no saben que más excusas dar para seguir oponiéndose.

Cuando el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, anunció que llevará la medida al pleno del Senado como proyecto individual, muchos republicanos pusieron el grito en el cielo acusándolo de oportunista. Algunos de esos republicanos también habían dicho hace unas semanas que sólo apoyarían el DREAM Act si se presentaba de forma individual y no agregado a otros proyectos. Ahora, ¿cuál es la excusa?

Incluso, a fines de la semana pasada se presentaron en el Senado no una sino dos versiones del DREAM Act con diferentes requisitos de elegibilidad en la lucha por conseguir los votos.

Antes de las elecciones, ningún senador republicano quiso apoyar la moción para proceder con el debate del DREAM Act como enmienda al plan de Defensa. En 2007, doce republicanos votaron para avanzar el proyecto.

Siete de esos senadores todavía están en el Senado, incluyendo al coautor del proyecto, Richard Lugar, republicano de Indiana.

Los otros seis republicanos son: Robert Bennett (Utah); Sam Brownback (Kansas); Susan Collins (Maine); Orrin Hatch (Utah); Kay Bailey Hutchinson (Texas); y Olympia Snowe (Maine).

A estas alturas, tras casi diez años de espera, ¿quién no sabe si apoya o no el DREAM Act? Permitan entonces la votación y expresen con su voto a favor o en contra su postura y nos dejamos de discusiones en abstracto.

Pero ya que no pasa una elección cuando ya están pensando en la otra, de cara al 2012 los dos partidos deben recordar lo siguiente: los demócratas, que prometieron una reforma migratoria integral, por lo menos tienen que demostrar sin lugar a dudas que están tratando genuinamente de conseguir los votos para el DREAM Act. No basta con dos párrafos en una declaración escrita o con emisarios repitiendo que el compromiso es firme y real, aunque no pase del intento. Si al final fracasa, que se vea que sí se la jugaron.

Y los republicanos, tienen que decidir si quieren volver a tener los niveles de apoyo de voto latino que gozaron en la elección presidencial de 2004 con George W. Bush o si creen que por contar con más congresistas y gobernadores republicanos ya solucionaron su “problema hispano” a nivel nacional en su lucha por llegar otra vez a la Casa Blanca.

Sería además un avance hacia un objetivo mayor.

El congresista demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, líder nacional en temas migratorios, lo resumió así ayer en el programa Al Punto, de Univisión.

“Es un primer pago y vamos a continuar hasta que alcancemos la legalización para todos”.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice