
Por Obed Arango
En una semana partieron dos excelentes académicos mexicanos y amigos míos. Primero, el profesor Esteban Cortés, quien enseñó por décadas en la UNAM FES-Iztacala, y en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Aunque de generaciones distintas, él mayor que yo, como niño y adolescente siempre vi a Esteban como ese joven pensador, que con los años se convirtió en una voz que debía escucharse en América Latina. En el año 2018 coincidimos como ponentes en la Universidad de Guanajuato. En aquella ocasión pudimos dialogar sobre el México actual, los retos humanos, y el lugar de las redes sociales en la sociedad y la cultura. Esteban siempre tuvo comentarios estructurados, acertados y significativos. Durante los pasados tres años me compartió sus escritos que hoy conservo. El domingo 28 de noviembre me enteré de su partida, él fue un amigo entrañable que no veré ya más.
Tres días después el 2 de diciembre supe de otra triste noticia, el Dr. José Antonio Forzán, quien fue uno de mis alumnos más cercanos, y de quien tuve el placer de dirigir su tesis de licenciatura, también falleció. El Dr. Forzán fue un académico brillante y de pensamiento ágil, amable, y de un humor ácido. El me llamaba “Sup” en honor al Subcomandante Marcos, dicho que me honraba. Con los años me alegró ver que se convirtió en una autoridad de la semiótica en México. José Antonio iba rumbo a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara para presentar una publicación cuando un paro cardiaco detuvo su tiempo en este mundo. Una pérdida que me duele en el alma de amigo y profesor.
En contraste en esa misma semana, viví dos logros cumbre en mi carrera como académico, la confirmación de una publicación en Cambridge University y la presentación sobre Emiliano Zapata en el Penn Museum, logros posibles por todos quienes me han formado, incluyendo a ellos. Me doy cuenta de la responsabilidad que tengo para promover la educación, la cultura, la justicia, y el arte. Considero que tanto Esteban y Antonio eran pensadores de mayor profundidad que yo, académicos que no tuvieron todo el reconocimiento que merecían, pero que dieron todo de sí, ambos tenían más que decir, y más que hacer. Cuando reflexiono en todo esto, me doy cuenta de que hoy debemos existir.
Crédito de las fotos:
Foto de portada: (De Izquierda a derecha) Dr. Abel Hernández, Mtro. Esteban Cortés, Obed Arango y Dra. Holly Link, en la Universidad de Guanajuato 2018
Foto 2 y 3: Tesis y dedicatoria del Dr. Antonio Forzán a Obed Arango en el año de 1997.