La FIFA ‘aprueba’ a la organización sudafricana del Mundial

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La FIFA dio cuenta de su balance sobre el Mundial de Sudáfrica-2010 considerando satisfactoria la organización del torneo, cuya segunda fase comienza este sábado y que hasta ahora no presentó grandes problemas salvo alguna dificultad inicial. “Conocimos un inicio difícil el 11 de junio, en materia de transportes a causa de una falta de coordinación” pero “eso se ha arreglado”, dijo el secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke. “Si la organización mantiene el nivel de hoy hasta el 11 julio, podremos decir que es un Mundial perfecto”, agregó en un encuentro con la prensa mantenido en Johannesburgo.

Los transportes representan el punto negro del Mundial, porque debido a los enormes atascos de Johannesburgo, el estadio de Soccer City estaba medio vacío durante la ceremonia de apertura, el pasado 11 de junio. Trenes retrasados, falta de información sobre las líneas de autobús que unen las nueve ciudades-sede y transportes públicos abarrotados han hecho vivir a los extranjeros estresados, por sus esperas antes de poder ir a los estadios.

Pero los sudafricanos, privados de transportes públicos por las autoridades de Apartheid, que tenía negros y blancos separados, aprenden a viajar juntos. Dieciséis años después de la caída del régimen racista, se familiarizan con la red pública, que debería ser la principal herencia del Mundial.

Su determinación para festejar juntos, pese a la eliminación de los ‘Bafana Bafana’, es el otro gran éxito de este Mundial. Todos los segmentos de la sociedad hacen sonar al unísono sus vuvuzelas en los estadios y fans parks, que ya acogieron cerca de tres millones de personas, pese a las temperaturas cercanas a los cero grados centígrados durante la noche del invierno austral.

Incluso si algunos dudan de que el fervor nacional dure más allá de la competición, este hecho es emocionanate para sudafricanos y extranjeros, contentos por recibir la acogida que se les tenía reservada. Muchos forasteros tienen, sin embargo, miedo por la inseguridad de un país que registra 50 homicidios al día. Los ataques a mano armada contra periodistas extranjeros, justo antes del incio del torneo, seguido de la huelga de agentes de seguridad privados en cuatro estadios reforzaron ciertas inquietudes.

Pero la policía que reclutó a 44.000 personas suplementarias para la ocasión, reaccionó con celeridad, arrestando a los culpables de los robos y sustituyendo a los huelguistas, y ningún incidente mayúsculo se ha registrado. Los tribunales de excepción puestos en marcha para el Mundial han tratado una cincuentena de casos, siendo la mayor parte de ellos delitos menores, con una severidad que quiere ser ejemplar: un ladrón de un teléfono móvil fue castigado a cinco años de prisión.

También hubo delitos de billetes en el mercado negro, aunque los organizadores, sin embargo, hicieron un llamamiento a los aficionados cuyos equipos fueron eliminados para devolver sus entradas en los centros de reembolso. Así, la FIFA pudo poner en venta 1.000 entradas más para el México-Argentina de octavos de final, el domingo en Johannesburgo, que se acabaron en 10 minutos, circuntancia que ayuda a pensar a la organización que el nivel de asistencia de los estadios será mejor que el de Estado Unidos-1994.

La mayoría de las entradas han ido a parar a los sudafricanos, que compensan la escasa presencia de hinchas extranjeros. Éstos últimos deberían ser 300.000, en lugar de los 450.000 inicialmente previstos, lo que por otro lado permite evitar el problema de la falta de plazas hoteleras. La ciudad de Johannesburgo, donde se concentra la mayor parte de los partidos, saca provecho de un nivel de ocupación hotelera (85%). Pero Ciudad del Cabo, donde los turistas habituales han aplazado su estancia, sólo presenta un nivel del 40%.

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