La verdadera obra de Cristo

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Mucha gente considera que hablar de temas doctrinales es una pérdida de tiempo, algo innecesario, y en algunos casos solo es causa de división entre hermanos, iglesias y resultante de tantas innecesarias denominaciones en un mismo cuerpo de Cristo.

Pero la realidad es que si verdaderamente amamos al Señor, amamos la verdad, y por ende amamos esas almas que perecen eternamente al perseverar en el error, en muchos casos simplemente porque a veces no tenemos el valor de decirles con amor y misericordia que sus creencias son erradas, no se ajustan a la verdad y como resultante de esto están poniendo su fe en algo que escapa a la verdad y la revelación que Dios nos ha dado a través de la Palabra, y terminan abrazando un Evangelio distinto, creyendo en un Dios diferente al Dios de la Biblia, y enseñando doctrinas totalmente contrarias a las doctrinas del Evangelio de Cristo.

Muchos ignorando las claras enseñanzas de las Escrituras han enseñado que Jesús no salva completamente, y que uno mismo puede hacer meritos para su propia salvación y aún hacer meritos para la salvación de otros, basado en buenas obras o donaciones monetarias en algunos casos.

La Palabra de Dios claramente enseña en Salmo 49:7-9 “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate. (Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás), para que viva en adelante y para siempre, y nunca vea corrupción.”
Claramente vemos que ningún hombre puede pagar o ganar por la salvación de otro o de sí mismo. Pero también vemos en Efesios 2:8-9 que la salvación se alcanza por fe, y es un regalo de Dios, donde claramente quedan excluidos los meritos que nosotros podamos hacer para ganarla.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9

La fe para salvación es un regalo que proviene de Dios, y que resultará en una vida nueva, vivida para la gloria de Dios, llena de buenas obras, no para ganar el cielo a través de las mismas, sino, como resultado de una nueva naturaleza implantada en el creyente, donde el mismo poder y don de Dios que le ha hecho salvo ahora opera en el mismo mostrando la naturaleza santa, distinta de Dios, capacitándolo para mostrar obras de arrepentimiento genuino y devoción a Dios.
Otra enseñanza confusa y equivocada es la que dice que Jesús no salva para siempre, que aquellos que han creído y alcanzado salvación y aun sido bautizados, una vez que mueren van a sufrir tormentos eternos en el infierno.

La Biblia claramente enseña que aquéllos que han sido justificados por Jesucristo nunca van a morir, Jesús nos asegura en su Palabra que no perderá a ninguno de los que pongan su fe en El, y que tampoco rechazará a ninguno que le busque.

Vemos ésto en los siguientes 3 pasajes: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” Juan 10:28

“Y esta es la voluntad del Padre, él que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.” Juan 6:39

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y el que a mí viene, no le hecho fuera.” Juan 6:37

La seguridad de nuestra salvación depende en la obra de Jesucristo, en su poder sobrenatural como hijo de Dios y de su obra redentora y expiatoria en la cruz al haber vivido una vida santa delante de Dios y por ende haber hecho los meritos con su santa vida de ser el sacrificio perfecto y aceptable que redima nuestras vidas, perdonando nuestros pecados y satisfaciendo las demandas de justicia que el carácter Santo de Dios exigía por la transgresión del pecado.

Las oportunidades de salvación están mientras vivimos, una vez que morimos ya es demasiado tarde, ni nosotros ni nadie podemos hacer nada al respecto, pero si ponemos nuestra fe en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, tenemos la certeza y la promesa de parte de Dios de que estaremos en su presencia.

Es una transacción 100% garantizada por Dios, por el sencillo hecho de que depende todo de Él y no de nosotros.

Otro gran error doctrinal es enseñar que Jesús no pagó completamente por el castigo del pecado, y por lo tanto el creyente debe seguir pagando constantemente por su pecado, para que Dios le acepte y restaure su salud espiritual. Muchos creen que deben estar en penitencia constante delante de Dios para ser aceptados y borrar la maldad de sus pecados.

Sin embargo, la Biblia enseña que todas nuestras transgresiones han sido perdonadas, así que no es necesario hacer nada en nuestra parte, simplemente estar agradecidos a Dios y mantener el gozo que su perdón y salvación nos ha garantizado. “Y a vosotros estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,” Colosenses 2:13-14

El acta, el decreto en nuestra contra ha sido anulado, clavado en la cruz por la obra redentora de Cristo, por eso, ¿Por qué seguir pagando por algo que ya ha sido pagado por Cristo de una vez y para siempre?, nuestra única respuesta debería ser la de gratitud y devoción por su amor y misericordia inigualable.

Estos han sido solo 3 puntos en los cuales vemos que es necesario defender la sana doctrina y separar el error de la verdad, ¿Por qué? Simplemente porque, no predicar la verdad y abdicar al error condena a mucha gente y a gente que amamos a vivir en el error y aun peor a morir en el error y por ende quedar condenados eternamente.

Si me es posible, estaré compartiendo más puntos en el futuro.

Para preguntas o si deseas compartir algo conmigo te puedes comunicar a elaltar@yahoo.com o visitarnos en Berean Community Church, 2709 Milford-Harrigton Highway en Milford.