¿Ha perdido Trump la corona por el virus?

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Por Alberto Avendaño

Trump aceptó por fin que el coronavirus o COVID-19 existe y le dijo al pueblo estadounidense: “Escuchen a sus médicos” (Listen to your doctors). La realidad es que unos 30 millones de personas no tienen seguro de salud, según cifras del Censo que no cuentan en ese número a los millones con seguros de cobertura deficiente. Por tanto, el presidente ignora que millones de sus conciudadanos no tienen médico al que hablarle. Y antes de la pandemia actual, Trump y su partido se esforzaban por eliminar el único (y mediocre) programa de salud salido de un gobierno estadounidense en años. El llamado Obamacare redujo en más de 10 millones el número de personas sin seguro. Trump quiere acabar con ese programa sin ofrecerle una alternativa a sus ciudadanos. Y en esto llegó la pandemia.

El escritor Peter Wehner, miembro del conservador Ethics and Public Policy Center (EPPC), acaba de publicar, en The Atlantic, un artículo tan sincero y documentado como demoledor contra el actual presidente de Estados Unidos al que califica entre otras cosas de mentiroso, propagador de bulos y noticias falsas, de cortoplacista, oportunista y fraudulento. Y la lista sigue. Aclara Wehner que el coronavirus no es culpa de Trump y los suyos, pero sí lo es el manejo irresponsable e ineficiente de la crisis. Los fracasos en la fabricación de equipos de diagnóstico, la decisión de hacerle analíticas a un número reducido de personas, el retraso en los procesos. Y mientras tanto, el coronavirus se extendió en el país ante un presidente más preocupado en calmar a Wall Street que en cuidar a sus conciudadanos.

Wehner cita lo que Jeremy Konyndyk le dijo al Washington Post sobre el manejo de esta crisis de salud pública: “Han perdido un tiempo que no se puede recuperar. No se pueden recuperar seis semanas de ceguera”. Konyndyk participó con el gobierno de Obama en la respuesta al Ebola y hoy se une a un coro de voces de expertos preocupados por el estado en que está el país ante la ineficiencia de la Casa Blanca. Anthony Fauci, director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases, a quien Trump tuvo a su lado en alguna de sus apariciones públicas, dijo ante el Congreso que el gobierno no estaba ofreciendo tests adecuados a la población: “No estamos preparados para hacerles analíticas a la gente con facilidad, como se hace en otros países. Deberíamos, pero no lo estamos”.

También se sabe que la Organización Mundial de la Salud ofreció ayuda que Estados Unidos rechazó y que investigadores de Seattle intentaron llevar a cabo analíticas sobre el coronavirus, pero el gobierno se lo impidió. Lo terminaron haciendo desoyendo la prohibición. Pero la lista sigue.

Un reciente artículo de Laurie Garrett en Foreign Policy recuerda la serie de acciones presidenciales que ponen hoy al país en riesgo: el cierre de la Unidad de Seguridad de Salud Global en el Consejo de Seguridad Nacional (establecido en la era Obama), la eliminación de los $30 millones del Fondo de Crisis, la reducción del gasto de salud en $15 mil millones…

Para el trumpismo las personas se deben buscar la vida ya que el Estado debe tener cada vez menos responsabilidades para con ellos. Mientras, ese mismo Estado favorece a poderes económicos abstractos, pero con muchos rostros. Esas ideas que emanan del neoliberalismo conservador son cuestionadas, no solo desde la izquierda política, sino por voces como la del Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.

No sabemos si este virus le costará la corona a Trump; pero lo que está claro es que ha venido para cuestionar las ideas de insolidaridad social y el imperio de lo económico sobre lo comunitario. Cuando el capital y las personas sufren al mismo tiempo, todos miran hacia su nación y hacia la comunidad de naciones de otra manera. Debe haber un antes y un después del virus.

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"Alberto Avendaño ha ganado los principales premios del periodismo hispano de Estados Unidos. Cuenta con 3 Premios Emmy, trabajó para The Washington Post y ha sido Washington Bureau Chief para la NAHP".