Algunos políticos tienen malas ideas. Otros tienen ideas poco prácticas que podrían costar millones a los contribuyentes.
Y también hay políticos que tienen propuestas absurdas que violarían la Constitución de los Estados Unidos.
El Sen. David Vitter (R-LA) acertó a la apuesta trifecta al politiquear el Censo 2010. Vitter está exigiendo que el Congreso corte los fondos del Censo 2010 a no ser que la encuesta haga una pregunta adicional: si el encuestado es ciudadano estadounidense o no.
Las razones para enfrentar al ciudadano contra el inmigrante son obvias.
El iniciar un debate divisivo que moviliza a los restriccionistas de inmigración sirve para disminuir la participación en el censo de ciudadanos naturalizados y otros inmigrantes, efectivamente privándoles del derecho de representación.
Vitter quiere contar sólo a los ciudadanos cuando el censo se usa para re-estructurar los 435 distritos del Congreso porque el alto crecimiento de la población inmigrante en algunos estados durante la última década cambiará la representación proporcional, lo que resultará en una pérdida de escaños del Congreso en unos ocho estados, incluyendo Louisiana, el estado que Vitter representa.
En vez de tener una discusión inteligente sobre cómo tratar con los inmigrantes indocumentados, los senadores han decidido ignorar a los no-ciudadanos para autoprotegerse políticamente y destruir la integridad del proceso del censo. Ellos prefieren fichar a los inmigrantes antes de cumplir con la Constitución, la cual requiere que toda persona sea contada, no cada “ciudadano”.
Lamentablemente, Vitter no tiene reparos en usar politiquerías divisoras ni en el tratar a los no-ciudadanos como si no existieran políticamente. “No vamos a saber la diferencia entre ciudadanos y no-ciudadanos. Yo pienso que eso no está bien, yo pienso que es absurdo, y pienso que esto nos traerá algunos resultados peligrosos”, dijo Vitter durante un reciente discurso en el Senado.
Aquí está lo que en verdad es absurdo y peligroso; todo lo que sigue pasaría si Vitter obtiene lo que quiere y si la pregunta sobre la ciudadanía es incluida:
La encuesta del Censo tendrá que ser atrasada y no ocurrirá en abril, como lo ordena la ley.
Nuevos formularios tendrán que ser producidos a un costo de cientos de millones de dólares porque millones de los formularios originales ya han sido producidos. La investigación, planeación y preparación para el Censo 2010 costo $7 mil millones.
Una pregunta que no ha sido estudiada a esta fecha tan avanzada “podría poner en riesgo la precisión de la enumeración de todas la comunidades”, dijeron recientemente ocho ex directores de la Oficina del Censo de EE.UU. en respuesta a la propuesta de Vitter.
El censo no cumpliría el requisito constitucional de contar a toda persona, sin importar su ciudadanía.
El excluir a los no-ciudadanos por razones políticas es un triste recuerdo de nuestra historia antes de la Guerra Civil cuando los esclavos eran contados como “tres quintos” de una persona.
Los escaños de la Cámara de Representantes en Louisiana, Indiana, Iowa, Maine, Michigan, Pensilvania, Misisipi, y Carolina del Norte serian preservados a costa de estados de alto crecimiento como California, Florida, y Texas.
El truco político de Vitter atrasó temporalmente la acción en el pleno del Senado sobre el proyecto de financiación anual para el departamento de comercio, justicia y programas de ciencia, pero parece probable que él fracasará en su intento de cambiar las encuestas del censo.
Pero si Vitter piensa que logró una victoria política al despertar sentimientos antiinmigrantes y proponer gastos despilfarradores de gobierno, eso es simplemente absurdo.