Jaque mate a las FARC en Colombia: 15 rehenes liberados con engaño de caballo de Troya

Entre ellos, la candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada desde Feb. 2002

0
1184

Especial desde Bogotá, Colombia– El rescate de 15 de los secuestrados que las FARC había incluido en su lista del canje, entre ellos la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, pasará a la historia como una de las operaciones de infiltración y engaño más limpias en la historia de la lucha de un Estado contra un grupo insurgente.

Sin un solo disparo, en las selvas del Guaviare, el Ejército colombiano les arrebató a las FARC a varios de los rehenes que, para esa guerrilla, tenían más importancia política por su condición de ciudadanos extranjeros (Íngrid y los tres norteamericanos contratistas del Plan Colombia).

Y gracias a esa operación, militares y policías como William Pérez, Amaón Flórez, Erasmo Romero, José Miguel Arteaga y José Ricardo Marulanda pudieron dormir en sus casas después de diez años de cautiverio. El golpe más importante contra esa guerrilla –por encima del operativo en la frontera con Ecuador que acabó con la vida de ‘Raúl Reyes’– se empezó a tejer hace un año, cuando la fuga del subintendente Jhon Frank Pinchao dio las primeras pistas de la zona por donde se movían los cautivos y de las estrategias que usaban los subversivos para evitar a las tropas que seguían sus huellas.

La fase final se precipitó en abril pasado, cuando un grupo de inteligencia militar que desde diciembre estaba tras la pista de los guerrilleros que tenían en su poder a Íngrid Betancourt logró penetrar el primer anillo de seguridad del frente primero de las FARC, encargado de los secuestrados al menos desde hace cuatro años.

La operación, que desde el primer momento fue coordinada por el comandante del Ejército, general Mario Montoya, fue avanzando hasta tal punto que dos hombres del más alto perfil en la inteligencia militar se ganaron la confianza del jefe de seguridad de ‘César’, el ‘carcelero’ mayor de las FARC a quien directamente el ‘Mono Jojoy’ encomendó cuidar a los cautivos.

Para principios de mayo los infiltrados ya se movían sin problema en la zona de Tomachipán. Unas semanas después, un grupo de Fuerzas Especiales recibió de los hombres de inteligencia las coordenadas del lugar donde estaba un primer campamento.

A mediados de junio, uno de los oficiales de inteligencia le presentó al Comandante del Ejército el plan de rescate.

Era, en palabras de una fuente que lo conoció de primera mano, “osado, peligroso y sin retorno”, pero para el grupo de 15 militares que fue encargado de la tarea tenía un 10% de probabilidad de salir bien.

Los infiltrados lograron que un guerrillero de altísimo nivel, cuya identidad no ha sido revelada, convenciera a ‘César’ de que había orden de enviar los ‘paquetes’ con el nuevo jefe de las FARC, ‘Alfonso Cano’, y que se iban a usar helicópteros de una ONG extranjera para trasladar a los secuestrados.

A las 5:00 de la mañana del 2 de julio empezó la operación ‘Jaque’, que bien pudo llamarse ‘Caballo de Troya’ porque el engaño a la guerrilla, como el de los griegos a los troyanos, permitió que el enemigo la sorprendiera con un golpe de mano contundente.

Dos helicópteros rusos M-I pintados de blanco y rojo se internaron en las selvas de Tomachipán (Guaviare) a 62 kilómetros de San José. Uno de ellos aterrizó en medio de una patrulla guerrillera.

El cinematográfico rescate se produjo pocos días después de que el Gobierno hizo circular la versión de que dos delegados de los países europeos habían entrado a la zona donde estaría ‘Alfonso Cano’ para hablar del intercambio humanitario. Esa versión nunca fue confirmada oficialmente por Suiza y Francia, los dos países mencionados.

En el helicóptero que aterrizó iban 6 militares que durante semanas ensayaron en una maqueta montada en la base de Tolemaida la operación de rescate. Si fallaba, eran conscientes de que posiblemente no volverían a su casa y el general Montoya daría la orden de pasar al Plan B: el cerco humanitario.

Viaje a la libertad

Para la misión fueron escogidos los mejores pilotos de la Aviación del Ejército.

Mientras los militares volaban hacia el campamento disfrazados de delegados de una supuesta misión extranjera, para los secuestrados –según contaron varios de ellos ya en Bogotá– el día empezó como uno más. La novedad fue que el ruido de los helicópteros, que siempre anticipaba la orden de esconderse, esta vez no alteró a ‘César’ y a ‘Enrique’, los dos jefes guerrilleros encargados de su custodia.

Después de una caminata y de cruzar el río Inírida, vieron salir del helicóptero que aterrizó a unos personajes que la misma Íngrid Betancourt llamó “surrealistas”.

Con chalecos que tenían insignias de una organización desconocida, los hombres de la supuesta ONG incluso dieron la orden de esposarlos antes de subir y los obligaron a usar chaquetas blancas, porque supuestamente el sitio a donde se dirigían era tierra fría.

Eran la 1 de la tarde y 15 minutos. Después, ya en pleno vuelo, pasó lo que Íngrid le contó al país y al mundo cuando aterrizó ayer en la base militar de Catam. Hubo un rápido movimiento tras el que los dos de las FARC fueron totalmente reducidos. Y luego sonó una voz: “Somos el Ejército Nacional. Están libres”.

Después de una rápida celebración en el aparato, el oficial a cargo le informó al general Montoya que todo había sido un éxito y que iban rumbo a San José del Guaviare.

Detrás volaba el otro helicóptero, en el que nueve militares bien armados y perfectamente entrenados iban preparados para lo que fuera. En tierra quedaron varios sorprendidos guerrilleros que no entendieron lo que estaba pasando sino cuando sus rehenes se escaparon por el aire.

“Hubiéramos podido atacarlos, porque los teníamos en la mira y rodeados, pero les respetamos la vida y los dejamos en libertad como muestra de paz –dijo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos–. Esperamos una respuesta positiva al gesto”. Íngrid no ocultó que temía por sus vidas, pues fallaron en una misión encargada por los máximos jefes de la guerrilla.

¿Qué facilitó la operación, en la que según la versión online de The New York Times hubo apoyo de Estados Unidos?

Fuentes que incluso trabajaron en ella mencionan varias explicaciones: una impecable actividad de inteligencia que permitió ganarse la confianza de un perro viejo de las FARC como ‘César’, a quien Íngrid describió como “cruel, humillante y déspota”.

El exitoso rescate ratifica también que la incomunicación entre los frentes de las FARC y con el secretariado (por temor a bombardeos como los que acabaron con ‘Reyes’ y ‘Acacio’) es cada vez mayor. Tanto así que ‘César’ no tuvo oportunidad de verificar la autenticidad de una orden que afectaba a su misión más importante.

En la selva aún quedan 26 secuestrados de los que las FARC llama ‘canjeables’ y por lo menos 700 víctimas de secuestro extorsivo.

Según el general Freddy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares, las operaciones seguirán hasta que se logre su libertad.

‘César’, el auténtico carcelero de las FARC

Su nombre real es Gerardo Antonio Aguilar, de 49 años. Era conocido como ‘César’, jefe del frente primero de las FARC. Las autoridades lo califican como el auténtico carcelero de ese grupo subversivo y consideran que tenía un papel más relevante que el de alias ‘Martín Sombra’ (capturado por la Policía) como custodio de los plagiados.

Tuvo la custodia de por lo menos 40 secuestrados, entre los que siempre figuraron los estadounidenses e Íngrid Betancourt.

‘César’ habría sido quien ordenó la entrega de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, a José Crisanto Gómez, hoy procesado por secuestro.

Interpol había expedido circular roja en su contra por homicidio. La Fiscalía lo investiga por secuestro, homicidio, terrorismo y hurto. Además, según las autoridades, ‘César’ manejaba la red logística de las FARC que en el oriente del país intercambiaba drogas por armas (en su mayoría fusiles AK-47) y equipos de comunicación (teléfonos satelitales, equipos GPS, radios UHF). También intercambiaba drogas por equipos y servicios médicos. De esta red formaba parte su compañera, Luz Dary Conde, capturada hace tres meses por el DAS.