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La filosofía independiente de Sócrates

Lewes- Tal vez uno de los personajes más enigmáticos de la Liga, esta vez lo conocimos, no a través de Platón, como al original Sócrates, sino a través del ‘platón’ de fútbol que nos brindara, sobre todo en el primer tiempo.

Nada bueno había pasado en los primeros minutos de este partido, donde se enfrentaban 1er y 2o clasificados, Independiente y Salvadoreño respectivamente, hasta que el técnico Independiente amenazó con ‘escobar’ a todos si no cambiaban el 4-3-3 con el que su equipo salió a jugar, por un 4-4-2, para meter más gente en el medio. Y acertó Escobar, porque dejó a Soto y a Sócrates arriba e hizo retroceder a Aguirre, a pesar que se hacía ‘la macha’ y protestaba.

Así fue que a los 20’ vino un gol de ‘Soto partido’. La agarró Aguirre y centró fuerte y con efecto, y el portero ‘Salgomal’, perdón Sandoval, le dijo “no la agarré Aguirre”… y la soltó, pero Soto… , no la sotó, la azotó con el pie para decretar el 1-0. Gol de otro partido.

A los 25’ Sócrates, quien hasta ese momento ‘medi-estaba’, es decir juego o no juego, dejó su meditación profunda y despertó a la realidad del partido. Otra vez el portero ‘Salgomal’ la dejó en bandeja o en ‘Platón’, para que esta vez Sócrates no pensara mucho y pusiera el 2-0. El árbitro dudo por un momento, pero Sócrates le dijo o llamó a alguien (“Pitáaagoras”, escuché yo), pero alguien me dijo que le hablaba al juez… pitá agora, pitá agora, y el árbitro convalidó su gol.

A los 34’ el medio campo estaba tan tupido como un denso bosque, 30 piernas jugando en un reducido espacio, con menos ideas y claridad que el Ministro de Economía. Entre tantas ‘caperucitas rojas’ y su pasividad apareció Lobos para zambullirse de cabeza, ganar el balón y habilitar a Soto, quien después de una gran corrida por la izquierda, centra el balón para la entrada de… ¡sí!, Sócrates…quien se amaca, gambetea , piensa, medita y la pone contra el palo del portero rojo, sí…rojo de bronca. Era el 3-0.

A partir de allí, todo terminó, excepto que Sócrates ya no jugaba para el equipo, sino que habia descubierto la ley del goleador independiente y quería más. Cuando la jugada ameritaba el pase a los compañeros, él simplemente buscaba la portería, como aquel filósofo que busca la verdad, es decir, la verdad del gol.

“Ya ves” dijo Sócrates, y todos meditábamos, ¿por qué?, hasta que descubrimos que llamaba a su número 10, Chávez.

En fin, amigos… el encuentro terminó 3-0, a favor de Independiente que sigue primero. Pero, aprovechando que tienen hombres que piensan, deben darse cuenta que jugaron un mal partido y que mostraron muy poco para ser los punteros de la Liga.

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