LA VIDA ES UNA SORPRESA (I parte)

0
657

A veces el destino nos depara sorpresas interesantes y la que me encontré a la mañana siguiente un poco resacosa fue una de dimensiones estratosféricas. Incluso después de haber elucubrado un plan de ataque denominado “patada en el culo al enemigo”, que no tenía ni pies ni cabeza, intentamos, aunque hiciera aguas por todas partes, sacarlo adelante. En primer lugar, íbamos a simular un incendio, luego una cuarentena por fuga de gas y de ahí todos fuera de casa a buscarse la vida. Una auténtica locura.

La sorpresa fue que la Franchi se levantó maquillada, peinadísima y de un buen humor insólito pidiéndome, “porfi porfi” que le ayudara a decir a su “amore” que se tenía que ir a rescatar a la Franchi 2 de un horrible destino: un mega yate dispuesto a zarpar hacia Cerdeña.

No podía dejar sola a su fiel compañera de fatigas, la Franchi 2, en semejante situación.

“Qué va a hacer la pobre tan sola ahora que estaba soltera y deprimida”

Con toda la pena del mundo nuestra Franchi tenía que abandonar a su “amore” y a todos nosotros. Nos consoló diciendo que “a lo mejor si su Franchi 2 se alegraba un poco pronto o salía de su horrible estado de shock, podría regresar y pasar con nosotros otro fantástico fin de semana.”

Pedí una definición de fantástico. Obviamente en mi cabeza.

Le dije que tenía todo mi apoyo, consideración, comprensión y devoción mientras abría el ordenador para comprar el primer vuelo disponible “en business please, please, please” como me ordenó la Franchi.

Mi gran regalo fue que cuando Paolo y James se despertaron la operación “patada en el culo al enemigo” había concluido con gran éxito. Y sé que logré mi objetivo sorpresa porque James preguntó:

“¿Es demasiado pronto para brindar con alcohol verdad?”

El brindis con el café con leche estuvo estupendo. Después tuvimos unos momentos de silencio que nos supieron a todos a gloria. James había decidido quedarse todo el verano en la Villa, podía trabajar desde allí y poco a poco se hizo con una rutina que nos dejaba a los demás seguir con nuestro trabajo. Paolo seguía con sus idas y venidas que gestionábamos con éxito así que tuvimos una temporadita relativamente tranquila.

Pero la gloria, el silencio y la tranquilidad parece que tienen poco lugar en nuestras vidas y en seguida tuvimos que pasar página para abrir un nuevo frente.

El nuevo frente fue lidiar con la familia de James. Su hermana recién divorciada no conseguía gestionar a su hijo en plena adolescencia, agresivo y maleducado.

Con la mejor de nuestras sonrisas fuimos James y yo con Manuel al aeropuerto a buscar a Ana y a John. La escena saliendo cargados de maletas fue patética, Ana parecía una mujer puesta hasta las cejas de ansiolíticos, peinada con una coleta de pelo ralo que no veía el agua desde hacía días y vestida con un chándal con lamparones. El largo viaje en avión no ayudaba a su aspecto. El niño con el pelo rubio, de tez blanquecida, con mucho acné y una gorra de baseball para protegerse de la vida y con cara de querer montar el pollo a la primera de cambio no auguraba nada bueno.

“Pufff…, qué pereza” pensé y “pobre mujer”.