Las voces perdidas de la atención de salud: 2 latinas cuentan sus historias

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Las mujeres, en particular, tienen mucho en juego en la lucha por el futuro de la atención de salud.
No sólo muchas dependen de sus seguros para el cuidado materno-infantil y la anticoncepción, sino que suelen padecer con más frecuencia enfermedades autoinmunes, osteoporosis, cáncer de seno y depresión. Es más probable que sean pobres y dependan del Medicaid, y que vivan más tiempo y dependan del Medicare. Y generalmente recae en ellas planear la atención médica y la cobertura para toda la familia.

Sin embargo, en los últimos meses, mientras líderes de Washington discutían el futuro de la atención médica en el país, no siempre se permitió a las mujeres entrar en la sala. Para preparar (a puertas cerradas) la versión inicial del proyecto de ley del Senado para reemplazar al Obamacare, el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, convocó a 12 colegas, todos hombres.

Algunos miembros del Congreso dejaron claro que temas como el parto no son una preocupación masculina. ¿Por qué, dos representantes del Partido Republicano se preguntaron en voz alta durante el debate de la Cámara esta primavera, si los hombres deberían pagar por cobertura materna o prenatal?
Muchos de los programas para las mujeres todavía están en peligro, especialmente el Medicaid, que paga por la mitad de los nacimientos en el país.

Pero la “salud de las mujeres” puede significar cosas muy distintas. A una joven de 20 años puede preocuparle más cómo obtener anticoncepción gratis, mientras que una de 30 puede interesarle más el tema de la cobertura de maternidad. Las mujeres de 50 podrían estar ansiosas por el acceso a las mamografías, y aquellas de 60 por el temor de no poder pagar un seguro antes de que puedan inscribirse en el Medicare al cumplir 65.

Casi 45 años después de Roe vs Wade, la nación sigue en guerra por el aborto, y las mujeres están a ambos lados de esa batalla. Más de un tercio dice que debería ser ilegal en la mayoría de los casos, o en todos.

Las siguientes son dos hispanas que dicen lo que piensan sobre la atención de salud.

Irma Castaneda, 49
Huntington Beach, California
Castaneda es una sobreviviente de cáncer de seno. Ha estado en remisión durante varios años, pero aún ve a su oncólogo anualmente y se somete a mamografías, ultrasonidos y análisis de sangre.

Madre de tres hijos y asistente de un profesor de educación especial, Castaneda está preocupada que los republicanos puedan hacer que el seguro sea más caro para personas como ella, con condiciones preexistentes. “Podrían hacer que nuestras primas fueran muy altas”, dijo. “Yo no pedí tener cáncer”.
Antes, su familia compró un plan en Covered California, el mercado de seguros del Obamacare en el estado. Pero dijo que el plan tenía un deducible alto, por lo que tenía que pagar mucho dinero de su bolsillo antes que el seguro comenzara a hacerse cargo de las cuentas. “Sentía que estaba pagando muchísimo por un plan malo”.

Entonces, hace aproximadamente un año, el esposo de Castaneda se lesionó en el trabajo y los ingresos de la familia se redujeron a la mitad. Ahora dependen del Medicaid, el programa federal con base en los estados para personas de bajos ingresos. Por lo menos ahora tienen menos gastos de bolsillo en atención médica.

Cualquiera que sea la cobertura, dijo Castaneda, necesita atención de alta calidad. “Dios no permita que vuelva a enfermarme”, dijo. Contó que también es esencial para su hija adolescente, quien es transgénero y recibe cuidados especiales de salud física y mental.
“Ahora tiene mucha suerte porque hay cobertura para ella”, dijo Castaneda. “Con las cosas de Trump, ¿qué va a pasar?”.

Maya Guillén, 24
El Paso, Texas
Cuando Guillén estaba creciendo, su familia estuvo sin seguro médico por años. Cruzaban la frontera para ir a Ciudad Juárez, en México, en donde tenían sus citas médicas, veían al dentista y al oftalmólogo. “Recuerdo que me sentía segura, porque era tan barato”.

Ahora Guillén está en el plan de salud de sus padres, bajo una provisión de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA) que permite a los hijos permanecer bajo la cobertura de sus padres hasta que cumplan 26 años. Ella se ha sentido desalentada por los cambios propuestos por los republicanos sobre anticoncepción y aborto.

En la escuela secundaria, la única educación sexual que recibió fue practicar la abstinencia. Vio a sus amigas embarazarse antes de graduarse.

Cuando llegó el momento de considerar el sexo, pensó que sería capaz de contar con Planned Parenthood, pero la clínica en El Paso ha cerrado, al igual que otras 20 clínicas de salud para mujeres en Texas.

Le preocupa que, si los republicanos le quitan fondos a Planned Parenthood, más jóvenes, especialmente aquellas en comunidades predominantemente hispanas como la suya, no tendrán acceso a anticonceptivos ni recibirán educación sobre ellos.

Guillén también está consternada por la forma en que Trump habla sobre las mujeres, particularmente por las grabaciones de “Access Hollywood” que salieron a la luz en octubre pasado.

“Siento que los hombres ahora podrían hacerme cualquier cosa y deshacerse de mi cuerpo porque el presidente hizo esos comentarios, porque los perdona”.

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, un programa editorialmente independiente de la Kaiser Family Foundation.

Foto Cover: Irma Castaneda.
Irma Castaneda, de 49 años, dice que lo mejor de ser elegible para el Medicaid es que su familia ya no enfrenta terribles gastos de bolsillo. (Foto cortesía Castaneda)

Foto Maya Guillén
A Maya Guillén, de 24 años, le preocupa que el retiro de fondos a Planned Parenthood afecte a las jóvenes de comunidades predominantemente hispanas que necesitan métodos anticonceptivos. (Foto cortesía Guillén)