¿Le interesa a Dios que pensamos de Él?

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Muchos años atrás en la Universidad veía, en la distancia, cómo se desarrollaba una relación muy triste. Un muchacho bien popular empezó a salir con una chica bastante normal. Desde un punto de vista mundano ella estaba fuera de su liga. Honestamente, Yo esperaba que ella se fascinara más y más con él mientras esperaba que él se aburriera más y más de ella. Ese era el tipo de muchacho que él era. Pero pasó todo lo contrario. Cuanto más tiempo compartieron ella más triste se volvió y él más feliz estaba. Eventualmente supe cuál era la razón. Este mujeriego de ‘clase alta’ estaba constantemente criticando su vestimenta, peso, cabello, etc., en un esfuerzo por lograr que se convirtiera en el tipo de mujer que él quería que ella fuera. A medida que ella cambiaba quien era, él era más feliz, pero la autoestima de ella empezó a morir. Fue una de las cosas más tristes que he visto. Si somos honestos con nosotros mismos, esta oscuridad- de conformar a otros a nuestro gusto- reside dentro de cada uno de nosotros. A menudo impacientemente es solo otra manera de decir, “por qué no puedes pensar y actuar de la misma manera que yo.” Nos clonaríamos a nosotros mismos si pudiéramos. Pero esta proclividad humana se hunde despectivamente cuando se trata de formar nuestras convicciones acerca de quién es Dios. Cada cual, y me incluyo, debería rutinariamente batallar esa urgencia de conformar a Dios de acuerdo a nuestro gusto. Me he encontrado a mí mismo pensando que Dios fue demasiado misericordioso con el Rey Ahab, muy duro con Israel, demasiado severo cuando El creó el infierno, y excesivamente sacrificado cuando El se sujetó a Si mismo a los horrores de la cruz. Pero enseguida el Salmo 50:21 me reprende “Pensaste que Yo era tal como tú”. En otras palabras, “tu teología refleja más tus sentimientos que Mi Palabra Escrita.” Desafortunadamente, me parece a mí que muchas de las personas ‘religiosas’, cuando se sienten tentadas de suavizar algunas de las ‘partes duras’ de Dios, ni se molestan en parar. Todo vale, especialmente si ésto hace a Dios más centrado en el hombre y domesticado. ¿Pero qué piensa Dios de esto? El libro más antiguo de la Biblia, Job, debería ser un sacudón recordatorio, una advertencia de que a Dios le interesa lo que la gente piensa de Él. Después que los hijos de Job fueron asesinados, su esposa estaba desesperada, sus posesiones fueron demolidas y su salud personal colapsó, sus amigos viajaron desde bien lejos para sentarse y llorar con él en las cenizas. Sin embargo cuando hablaron, ellos presentaron una visión de Dios que ellos habían creado en lugar de dejar a Dios ser Dios. Elifaz interrogó a Job, “Recuerda ahora, ¿quién ha perecido siendo inocente? O ¿Dónde los rectos son destruidos? Yo he visto cosechar iniquidad a quienes siembran injuria e iniquidad cultivan.” (Job 4:7-8). En otras palabras Elifaz pensaba que Dios solo les da problemas a los malvados; y que si eres obediente y amas a Dios El te hará llover prosperidad. El Apóstol Pablo les dijo a las iglesias que es a través de muchas tribulaciones que el creyente entrará al cielo Hechos 14:22). De hecho, parece que los más piadosos hombres y mujeres en la Biblia son los que han sufrido más. Así es como Dios nos refina. Pero esto no coincidía con las sensibilidades de Elifaz. Eso era demasiado injusto- desde un punto de vista humano. Pero los amigos de Job incansablemente le escupían, azotando Job con sus lenguas, reclamando que él debía de ser culpable de algún oscuro y secreto pecado que justificara tanta “desgracia”. Finalmente, no en un momento demasiado pronto, Dios aparece y les declara a los amigos de Job que es lo que piensa de su ‘fácil de usar’, ‘dios de molde’ que destruye gente mala y hace al justo abundante, rico y feliz. Dios dice, “Ahora pues…ofrece un holocausto por vosotros, y Mi siervo Job orará por vosotros y yo de cierto le atenderé para no trataros con afrenta por no haber hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job” En otras palabras, Dios dijo, “Arrepiéntanse y pídanle a Job que ore por vosotros así no los extermino a causa de su agotada teología.” Aparentemente, a Dios le interesa que es lo que pensamos de Él. Las ventanas que Dios nos ha regalado a través de las cuales podemos entenderle propiamente son llamadas ‘Sus Atributos’. Por los próximos once meses vamos a dedicar estos artículos a un diferente atributo de Dios. Mientras dejamos a Dios que se defina a sí mismo a través de Su Palabra Escrita es mi oración que juntos nos movamos hacia una visión más precisa de nuestro grandioso Dios. Y que identifiquemos donde hemos estado como los amigos de Job en conformar a Dios a nuestro gusto.