Los centros de asesoramiento de pequeños negocios (SBDC por sus iniciales en inglés) aconsejan a los empresarios emprendedores: originalidad al crear sus pequeñas y medianas empresas, apartarse de lo que ya existe y, si van a asumir un modelo de negocio preexistente, no ubicarse en el área del negocio cuyo modelo van a copiar.
Los SBDC de todo el país asesoran gratuitamente sobre cómo elaborar un plan previo a la creación de un negocio. Algunos emprendedores se atribuyen conocimientos sobrados para la creación de su empresa y guiados porque tal o cual negocio “funciona”, copian la idea del vecino ubicándose en el área de cobertura del negocio preexistente al que copian.
Otros desarrollan una técnica propia de la serpiente del Génesis, “enroscándose” al empresario innovador, para “succionarle”.
Utilizan su amistad y llegado el caso, cual Bruto a César, intentan acabar con él y, por supuesto con el negocio que creó, buscando su exclusivo beneficio a costa de arruinar una familia, o varias.
El replicante de negocios, justifica inicialmente sus actos diciendo que “sólo pretende recoger lo que al copiado le sobra”, aunque en realidad lo que quiera sea terminar echándole del mercado y quedándose con su clientela.
Ya en el Imperio Romano existían “copiones” o personas dadas a la competencia desleal. Eso llevó a los legisladores romanos a crear un principio que es máxima en Derecho Romano: “Prior in tempore, potior in iure” (el primero en el tiempo es el que tiene preferencia en el derecho).
Pero ¡claro! si el copión desprecia a su vecino, que además en muchos casos es su amigo, imaginen lo que le puede importar el Derecho Romano y sus máximas.
Es denominador común del copión o replicante exigir “amistad y apoyo comunitario”. Si no se le sigue, no parará hasta indisponer a todos contra “el elemento desobediente”.
Se trata de conseguir su objetivo empresarial que lejos de sofisticaciones lingüísticas es “quítate tú, que me pongo yo, a cualquier precio”.
Aunque el copión no lo sepa (o quizás sí) envidia al emprendedor al que copió, entre otras cosas porque éste es un líder y el otro, simplemente un copión.
¿Cómo distinguir al líder del copión envidiosillo? Observe lector, que cuando un líder se cruza en su vida, le inspira. Desarrolla su creatividad, usted pasa a ser creador de su realidad. Nadie le dice qué debe hacer y qué no. Usted decide. Las estructuras económicas basadas en el miedo y la codicia no funcionan. Por éso el copión sólo es un pseudolíder, y aunque se autoproclame líder y hasta le puedan seguir masas, jamás lo será.
Es una época de crisis y, por tanto, de oportunidades. No robe las ideas, el negocio y la clientela de otro y aún menos con malas artes. Sea innovador.
Busque su oportunidad pero no a costa de los demás, y mucho menos a costa de la amistad y confianza de otros. Desconfíe del que busca crear tensiones para erigirse en “salvador”. No le hace falta que nadie le salve de nada ni de nadie. Reinvéntese. Puede que éso le exija un aprendizaje diferente. Es sencillo, aprenda. Cree su propio plan de negocio sustentándose en la generosidad, en la solidaridad, pero sobre todo, en el respeto. Atrévase y deje de aferrarse como los pseudolíderes a las ocho pes (posición, poder, propiedad, paga, privilegios, prestigio, persona y puesto).
El verdadero líder suelta, no agarra. Y por supuesto, nadie es capaz de liderar a otros si no es capaz de liderarse a sí mismo. El líder ve más allá de sus intereses personales, de su ego y sirve a su comunidad, no la utiliza.
Hay muchas “historia de éxito”. Es interesante la historia de un joven y modesto emprendedor con un plan de negocio original llamado Jesús. No faltaron en su vida “copiones” que lograron que sus mejores amigos le negasen por miedo. También pagaron a alguien que se decía “su amigo” y que le vendió.
Fue independiente. No se dejaba amedrentar y las armas de su “plan de negocios” eran el bien común y el amor de unos a otros. Le calumniaron y le difamaron pero Él no respondió a los ataques. Por éso fue aún más incómodo ante los “autoproclamados” líderes. Aunque Él sí era un líder, decía que “solo era un hombre”. Proclamaba la verdad y el amor y con ello movía masas. No necesitó amedrentar a nadie, aún menos difamar.
Su plan de negocio sigue vigente veintiún siglos después. En el mes de Diciembre celebramos el aniversario de su nacimiento.
¿Se atrevería a “copiar” el negocio de este verdadero líder y dejar tranquilo a su vecino o amigos? ¿Quiere ser líder o un vulgar ladronzuelo de ideas y clientes? Solo usted tiene la respuesta, pero esté seguro de lo que decide porque además de que tarde o temprano le descubrirán y todos le arrinconarán, se juega la gloria eterna. Usted decide.
¡Feliz Navidad!