Mi cuerpo va por una parte, mi mente por otra

0
619

Se que tengo que hacer algo para que mi cuerpo esté más tónico y en forma, si no este año las cinco etapas del Camino de Santiago las tendré que hacer a lomos de la mula Francis o de una ambulancia.

Pero mi cuerpo se resiste todos días a bajarse del autobús cinco paradas antes para caminar por lo menos dos kilómetros hasta la oficina, y eso que salgo de casa con mis zapatillas de caminar y con los zapatos de recambio en la mochila para equlibrar el cuerpo. Vamos que voy muy cómoda y preparata; pero cuando llego a la parada, me hago la loca y disimulo conmigo misma como si no me enterara. Soy tan convincente que me lo creo hasta yo.

Por la noche, cuando me pongo el pijama y veos mis mulsos veo el volcan Kilauea, llenando de lava mis piernas me maldigo por no haberme baja las cinco paradas antes. Y es que tengo un súper planning en mi cabeza y en la agenda fantástico y aparentemente fácil pero que se me está haciendo tan dificil como escalar el Himalaya en chancletas.

Mi planning estupendo, no se refiere solo a las cinco paradas del autobús, también tendría que volver dos días andando a casa y hacer yoga media hora durante la semana y una hora el fin de samana.

No hago absolutamente nada de todo lo que he organizado y he escrito con sangre de mis venas y lo mejor es que no me siento culpable ni tengo remordimientos, solo cuando veo la lava de mis muslos siento un poco de repelús sobre todo si me giro delante del espejo y veo mi retaguarda blancurria y blandurria, pero bueno hay cosas peores.

Además, el otro día leí un artículo de Yann Moix, uno que se autodenomina escritor, afirma que “sería incapaz de amar a una mujer de 50 años por vieja”. El muy misogino dice que prefiere a las de 25… Él que también tiene 50 años. Una mujer se rebela y contesta a sus declaraciones diciendo que no tocaría a semejante sujeto ni con “un puntero laser”. Me gusta la frase.

Pero bueno hoy es viernes, estoy agotada y no pienso en la lava de mis piernas, pienso qn que voy a salir pronto de la oficina, pienso a que voy a bajar al centro, pienso a que me voy a comprar algo bonito, pienso que voy a llegar pronto a casa, pienso que me voy a hacer palomitas como premio y que serán las últimas del invierno porque son una guarrada y pienso que el domingo caminaré durante más de dos horas para quemar definitivamente la lava de mis muslos.

Esto último no lo voy a escribir por si acaso.