No olviden quién está de su lado

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La semana pasada, en un discurso ante la gala anual del Instituto de la Bancada Latina del Congreso (CHCI), el presidente Barack Obama envió un mensaje a la comunidad hispana: “No se olviden de quién está de su lado y quién está en su contra”.

El mandatario reconoció la frustración de esta comunidad por muchas razones y afirmó que “tienen todo el derecho de seguir presionándome a mí y a los demócratas, y espero que lo hagan”.

Obama, empero, enumeró algunos de los logros de su gestión en los pasados 20 meses: “No se olviden de quién logró el seguro médico para cuatro millones de niños, entre ellos los hijos de inmigrantes legales. No se olviden de quién logró nuevas becas Pell para más de 100 mil estudiantes latinos. No se olviden de quién luchó por la reforma de tarjetas de crédito, por una nueva agencia para proteger a los consumidores de préstamos abusivos, y por medidas de protección para personas que envían remesas a casa. No se olviden de quién redujo los impuestos de las familias trabajadoras. No se olviden de quiénes son sus amigos. No se olviden”.

Pero a escasas semanas de las elecciones de medio tiempo el 2 de noviembre, los hispanos tienen pocas razones para celebrar y el reto es precisamente motivarlos a votar. Enfrentan una tasa de desempleo de 12%, mayor que el índice nacional; según cifras del Censo uno de cada cuatro hispanos (aproximadamente 12 millones de personas) vive en la pobreza; y todavía no se ha concretado la reforma migratoria integral que millones esperan y que no sólo compete a los indocumentados sino a los ciudadanos votantes y a los residentes legales que integran las familias de situación migratoria mixta.

En ese frente migratorio, no creo que los hispanos tengan ninguna dificultad en saber quiénes están abiertamente en su contra. Aún los otroras promotores republicanos de la reforma migratoria dieron un giro de 180 grados. Ni siquiera apoyan medidas de alcance más limitado que alguna vez defendieron a viva voz.

Cuando el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, anunció que esta semana tratará de agregar el proyecto DREAM Act como enmienda al plan de gastos de Defensa, poco faltó para que algunos personajes republicanos echaran espuma por la boca.

El senador republicano de Utah, Orrin Hatch, uno de los auspiciadores originales del plan para legalizar a jóvenes indocumentados que completen estudios universitarios o se inscriban en el servicio militar, dijo que el liderazgo demócrata sólo intenta “acumular puntos políticos baratos con su base liberal”.

John McCain, senador republicano de Arizona, ex coauspiciador de la DREAM Act, y coautor de un plan de reforma migratoria integral junto al símbolo de los liberales, el fallecido senador demócrata Ted Kennedy, también se montó en tribuna para denunciar la acción.

Quizá quieran acumular puntos políticos baratos con su base conservadora negándole una ruta de legalización a 800 mil jóvenes indocumentados que quieren estudiar o servir en las fuerzas armadas.

Pero este triste espectáculo no debe ser razón de complacencia para los demócratas. Los votantes hispanos saben leer entre líneas y han escuchado muchas promesas pero pocas acciones.

El posible avance del proyecto DREAM Act supondría una luz al final del túnel, pero si no avanza, no sólo bastará con señalar a los republicanos como los culpables.

Los votantes hispanos siempre han apoyado mayormente a los demócratas. En unas semanas está en juego el control del Congreso, pero en el 2012 el de Casa Blanca. No se olviden.