Países de cuento

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¡Qué poco dura la alegría en casa del pobre! En plenas celebraciones del Mes de la Herencia Hispana, la tragedia golpeó sin piedad: derogación de DACA, terremotos, huracanes, derogación del Día de Colón y propuesta de reforma migratoria.

Los hispanos somos los chivos expiatorios de este período de la historia de los Estados Unidos.

Hubo quien alertó con tiempo a los mexicanos del terremoto, pero el aviso fue ninguneado por las autoridades mexicanas que siguen sin poner remedios para minimizar daños sísmicos en las áreas de los más pobres. En el cuento de Los Tres Cerditos ¿cuál fue la casa que aguantó toda suerte de desgracias?

¿Por qué ante ante un fenómeno meteorológico de idéntica intensidad, un lugar -Puerto Rico– queda devastado y otro –Texas o Florida– sufre daños menores y casi inmediatamente recobra la normalidad?

Porque la situación preexistente de esos lugares es muy distinta. Puerto Rico está al menos a cuarenta años luz de los otros dos estados en lo que a infraestructuras se refiere. Por tanto, si el huracán pasa por la isla y afecta, pongamos, a una o varias centrales eléctricas, éstas colapsan y la isla se queda sin electricidad… ¡por más de dos semanas!.

La Isla del Encanto es igual que Cenicienta, bella pero pobre y, como el personaje del cuento, tratada de forma desigual a sus hermanas. ¿Por qué?

Cuando decisiones políticas “convenientes” afectan negativamente a las personas, cuando una y otra vez las vidas de los ciudadanos corrientes no importan a los gobernantes que sólo buscan perpetuarse a través del dinero del contribuyente y su voto, hay que preguntarse si no estaremos viviendo tiranías con apariencias de democracia.

Timothy Snyder, historiador de Yale, hace en su libro “Sobre la tiranía” un paralelismo entre la situación actual y la I y II Guerra Mundial en Alemania, en las que se vio cómo el sistema político produjo un tirano. Las circunstancias de alrededor entonces, se dan ahora (situaciones de crisis e inseguridad económica, desconfianza de los administrados en sus gobiernos…).

La solidaridad de la gente contrastó en este mes con la falta de respuesta adecuada de las autoridades. Los almacenes en Puerto Rico acumulaban ayuda del exterior… que no podía ser repartida. En México, al igual que en 1985 se organizaron solos y con rapidez. Sin embargo, la desorganización institucional, el afán de protagonismo y los personalísmos hicieron que órdenes y contraórdenes impidieran salvar más vidas. Esto es, al menos, lo que contaron equipos de rescate extranjeros a su regreso.

Semanas después de la devastación las autoridades estatales no habían tan siquiera hablado de enviar ayuda a Puerto Rico (la comunidad ya había realizado y enviado varias colectas) cuando tras tremendo rapapolvo de la directora del Centro Latino, parece que se han “remangado las mangas”, en el asunto y que quieren hacer algo.

Lo que igualó a México y Estados Unidos en la respuesta a los desastres de este mes fue el lamentable asesoramiento de los equipos de comunicación de los presidentes de ambos países. ¿A quién, sino a unas personas tan faltas de cabeza como de tacto humano y político, puede ocurrírseles recomendar a EPN que simule acarrear cajas de ayuda o que Trump lance papel higiénico “estilo NBA”?

Alexis de Tocqueville ya describió en el s. XIX en “La democracia en América” que los americanos enloquecen cada cuatro años cuando de votar se trata, pero que se calman posteriormente. Sin embargo, después del 9N de 2016 nada se ha calmado, ni en Estados Unidos, ni en el mundo. ¿Quién está agitando ese “río” que es el mundo para “pescar” con facilidad?

¿Son los políticos –y sus equipos– insensibles, incapaces o simplemente perezosos para remangarse y trabajar? Hablo de equipos completos y no de presidentes aislados: En política no hay Quijotes aunque a veces lo parezca. Así que, los errores constantes no son sólo atribuibles a uno (algo que sería más tranquilizador), sino a muchos.

Salvo honrosas excepciones, me temo que en esta serie de artículos dedicados a los pecados capitales como males del mundo moderno, la pereza de los líderes, la rutina gubernamental al frente de las instituciones encaja en el artículo de hoy.

Puesto que, el periodismo es el primer borrador de la historia, no creo que emborronar la figura de Colón sea algo bueno para la historia de los hispanos. El mundo no sería igual si dos mundos no se hubiesen encontrado hace más de quinientos años. Algunos siguen interesados en que continúe el desencuentro, y lo fomentan desinformando y analizando con ojos del siglo XXI hechos del XVI, descontextualizando, pero ¡ojo! no se equivoquen éso no da más fuerza al hispano ni reivindica al indígena. Ese es el primer paso para que nos olvidemos de que en América Latina dos continentes se encontraron y de ahí salió un mundo diverso y apasionante. Algo que Inglaterra nunca admitió ni aprobó como se comprueba estudiando cómo fue la conquista y colonización inglesa exterminando al indio nativo o minimizando al sobreviviente. Algo que hay que evitar se repita con los hispanos descendientes de aquella fusión, impidiendo, limitando o “negociando” con la recién propuesta de ley de reforma migratoria del presidente.

Tlazohcamati miyac (gracias en náhuatl) a todos aquéllos que dan al hispano su lugar y a los hispanos que pelean cada día por su espacio. Los meses continuarán pasando y seguiremos con más pecados y seguramente, más quebraderos de cabeza para nuestra comunidad, pero esperemos que no con más desencuentros ni catástrofes.