Hola, les habla el Senador John McCain.
Hoy celebramos nuestra independencia, declarada hace 233 años, alcanzada a través de la prueba de una larga y difícil guerra, y preservada a través de los años con la sangre y sacrificio de millones. Es una ocasión para que los estadounidenses se reúnan con la familia y disfruten de un día de fiesta en pleno verano con comidas campestres y barbacoas, juegos de pelota y golf y otras actividades recreativas.
Nuestra apreciación por lo que sucedió en un día de verano caluroso en Filadelfia hace todos estos años es limitada muchas veces a una sensación efímera, cálida de una antigua generación de estadounidenses que, contra grandes obstáculos, hacían frente a un poderoso opresor, y demandaron su legítimo derecho a la libertad. Esta es una apreciación correcta pero incompleta de la revolución que empezó ese día. Porque escrito en esa pieza de pergamino amarillento no sólo está la audaz afirmación de que trece ex colonias británicas eran y seguirían siendo por siempre estados libres e independientes, pero también la idea antes radical de que la historia tiene un lado correcto y un lado incorrecto, y que los estadounidenses se alinearon y siempre se alinearían del lado correcto.
Los firmantes pusieron sus nombres y sometieron sus vidas a un ideal no sólo nacional sino que también universal; que todos los seres humanos de todas partes, no sólo estadounidenses, no sólo la mayoría de hombres blancos adinerados reunidos en Filadelfia para esa ocasión, `son creados iguales, y dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; entre éstos son la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. ‘
No hemos sido siempre fieles a ese ideal, ni a los derechos garantizados por nuestra constitución. La esclavitud, Jim Crow, la marginación de las mujeres fueron traiciones a los principios consagrados en nuestros documentos de fundación, y tuvieron que ser superados antes de que pudiéramos afirmar sin limitaciones estar firmemente del lado correcto de la historia. Pero superamos nuestras faltas, corregimos nuestros errores y en la inacabada historia de nuestra República, continuamos nuestro progreso hacia `una unión más perfecta.’ Y, en la lucha por lograrlo, hemos alcanzado la grandeza.
Nuestra riqueza y poder, inigualados por ninguna nación antes o después, no son la causa de nuestra grandeza. Nuestros ideales nos han hecho grandes. Somos fuertes y prósperos porque somos libres, no al revés. Hemos marchado, avanzando poco a poco, hacia el lado correcto de la historia y hemos ascendido a la más elevada posición de los asuntos de la humanidad – líder `del mundo libre.’ Es un gran tributo para nosotros, pero a la vez una gran responsabilidad.
Compartimos los mismos ideales con cada hombre y mujer de la tierra que lucha por sus derechos dados por Dios. El mundo nunca debe dudar dónde estamos en las luchas de liberación de nuestro tiempo. Estamos con aquellos que arriesgan el enojo de los tiranos y sus vidas por la proposición de que un gobierno justo es derivado del consentimiento de los gobernados; que toda la gente tiene derecho a la igualdad de justicia bajo la ley.
Hoy nos unimos a los millones de iraníes que enfrentan con valentía los bastones, encarcelamiento y fuego de armas para que sus voces sean escuchadas y sus votos contados. No nos piden que los armemos ni que vayamos en su ayuda a excepción de dar declaraciones públicas de solidaridad, y denuncias públicas de los tiranos que los oprimen. Tenemos una obligación moral de hacerlo.
Hay personas entre nosotros que advierten que una declaración fuerte e inequívoca de apoyo moral a los iraníes sería utilizada por el régimen cruel en el poder allá para convencer a su gente sometida que Estados Unidos está detrás del descontento social que han intentado ocultarle al mundo. Pero el régimen hará esa declaración sin importar lo que digamos o hagamos. ¿Creen realmente que los iraníes no saben por qué están protestando y quiénes los están oprimiendo? ¿Creen que los iraníes cuyos votos fueron descartados, cuyas voces han sido ignoradas, cuyas vidas han sido amenazadas por el régimen del que ellos desean deshacerse pensarán que Estados Unidos los ha puesto en esa posición; que la CIA causó que una joven mujer valiente e idealista bajara de su automóvil para unirse a la protesta, solo para que fuera instantáneamente asesinada por los esbirros del régimen?
Los iraníes saben la verdad. Saben quienes los están oprimiendo y por qué. Es un gobierno que gobierna sin su consentimiento, que los maltrata, los encarcela y amenaza sus vidas para preservar su propia posición de poder, y no para resistir a algún enemigo extranjero imaginado.
No son tontos estos valientes y determinados iraníes. Están del lado correcto de la historia, y los cínicos entre nosotros, que piensan que son tontos, están del lado incorrecto. La libertad y la justicia será algún día de ellos. Esperamos que tendrán razón para recordar entones, quienes eran sus amigos en su lucha por la libertad.
Les habla John McCain, deseándoles una feliz y significativa celebración del 4 de Julio.