Las costumbres presidenciales de tweetear sobre asuntos importantes a medianoche obligan a las redacciones a hacer “guardias”.
Escribo en una de ellas, la que marca el primer día de los ocho de la celebración judía de Hanukkah donde se conmemora la victoria de los Macabeos sobre el ejército griego sirio, y el milagro posterior de volver a dedicar el Templo Sagrado en Jerusalén y restauración de su menorah o lámpara.
El milagro de Hanukkah es que sólo se encontró un vial con suficiente aceite como para iluminar la lámpara del Templo por un día, y sin embargo duró ocho. La celebración se llama el “Festival de las Luces”, con una vela diferente encendida en la Menorah todas las noches.
Este año podríamos decir que “el milagro” fue otro: El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por Trump.
“¡Qué nos importa a los hispanos!”, podrán pensar algunos. Se equivocan.
Como reacción a la medida, la Autoridad Palestina dijo que reconocería a Texas como un estado mexicano ya que fue violentamente anexionado a Estados Unidos en 1840 y el Consulado palestino en el DF será formalmente trasladado a Houston “como parte de México”.
Cuando Israel fue creado, Jerusalén no fue reconocido territorio israelí. Tampoco después de la guerra Arabe-Israelí en que Israel se anexionó la parte árabe de Jerusalén –Jerusalén Este–.
En 1993 Israel prometió negociar el futuro de Jerusalén (Acuerdos de Oslo). Los palestinos se anticiparon y colocaron su capital en el este de Jerusalén, teniendo acceso a los lugares santos musulmanes. Para entonces, los israelitas habían colocado a 200,000 de sus ciudadanos entre la población árabe, lo cual complicaba cualquier solución de paz en Oriente Medio, y por tanto, en el mundo.
Mientras unos se muestran satisfechos (evangélicos, judíos…). Otros, (Egipto, Liga Arabe, Francia…) piensan que la medida sabotea la iniciativa de paz en Oriente Medio.
Allí estaba precisamente Jared Kushner redactando un borrador de acuerdo con el príncipe heredero de Araubia Saudí, Mohammed bin Salman quien se mostraba cercano a nombrar Abu Dis como capital de un futuro estado palestino. La filtración a un medio, ha enturbiado esos acuerdos.
Uno de los lobbys que marca la hoja de ruta de la política del presidente es la comunidad hebraica norteamericana. Este y otros lobbys también marcan la política internacional en la que se está desarrollando una política aislacionista de protección comercial (rechazo al Tratado de Libre Comercio, a los acuerdos de París sobre el cambio climático, a los acuerdos nucleares con Irán o la salida de la Unesco), desreguladora de la administración y manteniendo una línea sectaria frente a los migrantes.
El vicepresidente Pence se centró en tres países centroamericanos en la conferencia sobre el Triángulo Norte en 2017 a través de los que “organizaciones criminales estaban trayendo inmigración ilegal a los Estados Unidos y con ello droga ilegal”, pero no habló públicamente de la inmigración indocumentada procedente de Oriente y Asia –ni de sus motivos para abandonar sus países de origen– frente a las que esta administración también pretende aislarse.
Pew Research Center indicó un crecimiento negativo del – 7% en los mexicanos llegados a Estados Unidos.
Por lo que parece, la cuestión árabe y asiática están marcando la toma de muchas decisiones –incluidas las de políticas migratorias– y, curiosamente, lo que menos está entrando en este momento por la frontera de México, son mexicanos y sí personas de otras nacionalidades.
Así que, en el final de un año convulso y en el comienzo de otro que parece va a seguir el mismo tono les lanzo “un tweet” para preguntarles ¿Qué tal en el plano personal? ¿Aprovecharon este año que tuvimos la fortuna de recibir? ¿Ayudaron suficientemente a otros? ¿Qué hicieron para dejar una huella positiva en este mundo? Mientras pienso en todo ésto seguiré atenta a cualquier tweet nocturno, deseándoles lo mejor para el nuevo año que comienza.
