Un buen lance de Lance

Editorial Deportiva

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Lance Armstrong, 7 veces campeón del Tour de France, con 37 años de edad y una ausencia de casi 4 años, después de su rezonado retiro en el 2005, había vuelto al circuito profesional más competitivo del mundo.

Austin Murphy, de Sports Ilustrated, se preguntaba unos meses atrás, si este texano, sobreviviente de un mortal cáncer, podría volver a ganar el Tour de France, o cualquier otra competencia en la que participe.

La respuesta es rotundamente sí.

Se sabe que el ciclismo es un deporte de equipo, es ‘imposible’ alcanzar metas individuales sin el apoyo de un equipo, desde los técnicos, managers, hasta el más humilde de los ciclistas, aquellos encargados de ir a buscar y repartir el agua y los alimentos, o esperar a el compañero que ha quedado retrasado para marcarle el tiempo.

Todos saben que el destino de una carrera se determina de ‘puertas adentro’ del equipo.

Este fué el aditivo que tuvo este Tour de France 2009, el equipo más fuerte de la competencia, Team Astana, salió a disputar la misma sin tener todavia resuelto quién iba a ser su hombre número uno, ¿sería Alberto Contador, campeón en el 2007, o sería Lance Armstrong, el eterno campeón del tour?

Su manager había decidido que eso se contestara en el camino, lo que creó innecesarias tensiones en el equipo, especialmente entre entre Armstrong y Contador, quién finalmente ganaría el Tour por segundo año consecutivo. Armstrong quedaría tercero en la general, después de excelentes exhibiciones en los Alpes.

Para el año que viene, Armstrong ya está trabajando en armar su team, Radio Shack, con la presencia de dos de sus ex-compañeros Andreas Kloden y Levi Liepheimer, lo que podría darle la oportunidad de empezar a atacar su objetivo desde el mismo comienzo de la competencia.

Algunos sugirieron que perder esta edición iba a significar arruinar su historial en esta competencia, a lo que Lance contestó que lo que arruinaría su reputación sería si el no mostraba compañerismo y apoyo hacia quien ‘indudablemente’ se mostró más fuerte y listo para liderar el equipo y ganar la carrera, es decir Alberto Contador.

Increiblemente, Lance no defraudó a pesar de su tercer lugar. Demostró que siempre será un campeón cuando gana y cuando pierde, ante la fuerza avasalladora de las nuevas generaciones de cicistas.

En esta edición del Tour, el bálsamo refrescante lo trajo este texano de 37 años y su espíritu inclaudicable. Estuvo finalmente en el podio en Paris, cosa soñada por los 200 ciclistas que comenzaron la carrera. Algo que para muchos criticos y expertos sonaba a locura.