“Usted está despedido”

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O está loco o es muy inteligente.

Como los locos no suelen ser tan inmensamente ricos como para pagarse una campaña a la presidencia de los Estados Unidos, hay que pensar lo segundo. Claro que sólo un loco iniciaría una guerra sin sentido contra México, que es como decir, contra todos.

¿De qué iba Donald Trump cuando al anunciar su candidatura presidencial aprovechó para arremeter contra México al que acusó de enviar drogas y violadores a Estados Unidos?

Tiene razón Miguel Angel Osorio tranquilizando al pueblo mexicano cuando dice que el mexicano es reconocido por la comunidad estadounidense.

Separemos entonces y analicemos al Trump empresario y al que habló el otro día, el Trump político.

El político, ha de batirse al menos contra otras diez personas más, que también han anunciado sus candidaturas- dentro de su propio partido. De éstos, el hispano Marco Rubio y el “hispano consorte” Jeff Bush, son los mejor posicionados.

Trump precisa un golpe de efecto para conseguir la nominación republicana y ha apostado por captar a los miembros a los que sus contrincantes no logran convencer: los anti-inmigrantes radicales.

El discurso inicial de la campaña de Trump estaba servido: debía tratar de un discurso que contentase a los descontentos. ¿Quién es el colectivo inmigrante menos conflictivo y, sin embargo muy visible? Los latinos. Y de entre la comunidad latina ¿cuál es la mayoritaria en Estados Unidos? La mexicana.

Como pueden ver el discurso se hizo por sí sólo utilizando unos cuantos estereotipos falsos y del gusto de unos pocos que quieren olvidar que Estados Unidos es un país de inmigrantes.

Es seguro que de pasar el primer peldaño, Trump irá cambiando, suavizando y variando su discurso para ganar adeptos en otros terrenos. Eso es la política y aunque no sabemos si Trump lleva dentro un buen político, basta echar un vistazo a su patrimonio para afirmar que de negocios sabe. Y Trump empresario afirmó en 2014 que México iba a convertirse en “la nueva China”.

Fue en 2015 y con la presentación de su candidatura en ciernes cuando comentó en su cuenta de Twitter lo de “no hacer negocios con México”.

Pero lo que Trump hace con su fortuna de 4,100 millones de dólares, son precisamente muchos negocios con México. Desde distribución de zapatos a elección de Misses Universo pasando por inversiones inmobiliarias.

Trump sabe –y si no se lo cuentan sus asesores– que entre 1999 y 2000 Estados Unidos invirtió 153.000 millones de dólares en México, nada menos que el 50% de la inversión directa, y que ambos países pertenecen al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que México es el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las exportaciones de California, Arizona y Texas.

Así que, a nivel personal el Trump empresario no duda seguir haciendo negocios con México.

Por otra parte, los Estados Unidos están estrechamente atados a México en materia comercial, y viceversa, México envía a Estados Unidos el 80% de sus exportaciones y el 97,8% de sus emigrantes vienen a representar el 11% de la población nacional.

Además los emigrantes mexicanos no dejan de ascender peldaños en este lado, y el 41% ya ha pasado por “high school”, la mitad son propietarios de vivienda y dos tercios hablan inglés.

Revisados los datos, está claro que ni Trump se cree lo que dijo en una de las ciudades más cosmopolitas y diversas del orbe, Nueva York, ni haría nada de lo que dice de salir elegido. Simplemente, habló el Trump político y como nuevo en esta arena, el candidato buscó sus apoyos para salvar el primer escollo.

El que tiene alma de empresario siempre lo será, así que construir 3,142 kilómetros de altos y fortificados muros que separen Estados Unidos y México, no es una opción empresarial –ni política– ventajosa, especialmente cuando la Cámara de Comercio de San Diego señala que los mexicanos que cruzan la frontera por el paso de Tijuana gastan $2.5 billones en Neiman Marcus, Macys, zoo, restaurantes, centros comerciales, médicos, etc. de la ciudad.

En sentido contrario, millones de galones de gasolina y diesel (impuestos incluidos) son conducidos por 600,000 camiones desde Estados Unidos a México, además de objetos del mercado norteamericano vendidos al otro lado.

Todo lo anterior genera empleos, muchos más que los que como consecuencia del tratado NAFTA dice Trump en su discurso se perdieron. (También sobre ésto habría mucho que cuestionar).

Y si tenemos a 100,000 vehículos y 600,000 camiones atravesando la frontera diariamente ¿qué decir de los 250,000 norteamericanos que conmutan diariamente desde San Diego porque trabajan en el lado mexicano de Baja California.

La respuesta es que Trump ha hecho una apuesta, ha diseñado una estrategia y el juego ha comenzado. No va a haber muros infranqueables, aunque probablemente tampoco haya un Trump Presidente de los Estados Unidos. Lo que sí va a haber, es una movilización de demócratas americano-mexicanos, registrándose como republicanos para votar en las primarias cualquier opción excepto la de Donald Trump y es que, quizás el creador de “El Aprendiz”, no sea tan buen político como empresario y en ese caso, este país no perdona y los votantes le dirán “Usted está despedido”.