Extraño y desconcertante biopic sobre la figura de Marilyn Monroe que se aleja de las fórmulas convencionales utilizadas para este tipo de género.
Andrew Dominik firma una película compleja, arriesgada, con la capacidad de dejar hipnotizado en cada escena y en la que no hay término medio a la hora de calificarla.
Basada en la novela de Joyce Carol Oates, conviene aclarar que esta revisión del mito de Marilyn se toma sus licencias artísticas, de modo que rumores, ficción y realidad se entremezclan a lo largo de la trama sin desvirtuar la esencia de la estrella, quien ya de por sí estará siempre rodeada de conjeturas o será perseguida por conspiraciones, sobre todo en lo que respecta a ese aciago final. Para tener una experiencia más pura les animo a que, en caso de estar interesados por saber más, busquen lo que es real y lo que es invención tras el visionado.
En cualquier caso, parece que lo importante para los autores de la cinta, es ahondar en la personalidad de Norma Jeane/Marilyn Monroe y posiblemente, a ese nivel, puede ser uno de los mejores acercamientos que se han hecho sobre ella.
El film nos muestra la vida de una Norma Jeane traumatizada por la búsqueda de una figura paternal que le muestre algo de afecto, tras una infancia marcada por los abusos de su inestable madre. Para sobrellevar la pérdida, además de los signos de un posible trastorno mental heredado, crea el personaje de Marilyn como una vía de escape, un refugio. Escondida en ese disfraz, comienza a probar suerte en el mundo del cine donde su ascenso será meteórico y sus relaciones amorosas constantes.
Lo que hace especial a esta película es cómo Andrew Dominik subvierte la imagen de Marilyn Monroe para focalizarse no en el ideal radiante, exitoso e icónico de la actriz, sino en su psique torturada y atormentada hasta lo más hondo, hasta rozar el miedo y el agotamiento emocional.
Aquí Marilyn es un producto milimétricamente diseñado, dirigido y controlado por la industria cinematográfica de Hollywood. Posiblemente, una de las primeras estrategias de marketing del sector para vender de forma descarada un símbolo sexual al espectador en la década de los 50.
Al mismo tiempo, “Blonde” aporta otro matiz realmente interesante e innovador: nos presenta una Norma Jeane poseída por su ‘alter ego’ Marilyn Monroe como si se tratara de una identidad disociativa y a la que debe recurrir a modo de huida hacia adelante, aunque la llegue a detestar en ciertos momentos.
La angustia de Marilyn/Norma llena la pantalla desde el primer minuto, apabulla sin respiro tanto a la actriz como al espectador. El sueño americano es una pesadilla plagada de sedantes.
Norma queda atrapada en un formato 4:3 y, empleando un estilo cercano al documental, la cámara la encuadra constantemente, la encierra, la persigue. Marilyn Monroe devora a Norma Jeane de manera perturbadora en el camino hacia el ocaso.
“Blonde” es una película difícil, controvertida. A veces parece una ensoñación, una abstracción que no sigue un orden definido, acorde con la confusión de la estrella. Tiene secuencias duras y muy explícitas. Por momentos es retorcida e incluso sádica y aún así absorbente, sin perder la capacidad de atracción. Aquí no hay fantasía; los estrenos son tenebrosos, los flashes hieren y los periodistas provocan pavor.
Visualmente es brutal, fascinante, con tramos muy bellos e impactantes, acompañados de cierto toque a lo Terrence Malick. Se combinan el uso del blanco y negro y el color o los sutiles cambios de formato de pantalla. Mientras que muchas imágenes deslumbran, otras inquietan y parecen querer abrazar el terror.
Además de Andrew Dominik, el otro pilar de “Blonde” es, sin duda, la actriz Ana de Armas, quien carga prácticamente ella sola con el peso de la obra. Su interpretación de Marilyn Monroe es magnífica; la entrega, física y psicológica, absoluta lo que le lleva a componer un trabajo admirable y tremendo.
Ana de Armas está formidable, expresando hasta la extenuación toda la fragilidad, inestabilidad y deterioro de Marilyn. Nunca sobreactúa, nunca pierde el rumbo del personaje, cambia incluso la voz para asemejarse a la de la malograda estrella.
Tras su paso por la 79ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia (La Mostra di Venezia), veremos cómo se porta la temporada de premios con este film, que debería tener aseguradas ya varias nominaciones, incluidas las de De Armas y Dominik.
Sin más, ya pueden disfrutar de “Blonde” en Netflix. No obstante, es justo decir que también sería un auténtico deleite ver este tipo de películas estrenadas en una pantalla grande de cine, pues cada vez llegan menos estrenos a las salas. Como bien retrata esta obra, la decadencia, hermosamente cruel, parece alcanzar a casi todo.