Por Eduardo Párraga
Adaptación cinematográfica del famoso musical de Broadway, “Wicked: Part I” (2024) llega dispuesta a volar muy alto y a dejar su huella en la historia de los musicales. Sus 112 millones de dólares de recaudación en su primer fin de semana en Estados Unidos la alzaron al número 1 de taquilla, superando a “Gladiator II” (2024) que también se estrenaba el mismo 22 de noviembre. Esta cifra convierte a “Wicked” en el mejor estreno hasta la fecha de una película basada en un musical de Broadway y augura un exitoso rendimiento, sobre todo en el mercado doméstico donde la obra es mucho más conocida. No obstante, en su segunda semana de exhibición ya acaricia los 400 millones a nivel mundial.
Pero recapitulemos de dónde nace “Wicked” para que nadie se extravíe en el camino a Ciudad Esmeralda. Si necesita ponerse al día sobre el orden cronológico de esta historia, no tema, recorreremos el camino de baldosas amarillas desde su primer adoquín. Obviamente, nada de esto existiría sin L. Frank Baum. En 1900 se publicaba “The Wonderful Wizard of Oz” a la que siguieron trece obras más sobre ese mundo. La traslación al cine del primer volumen llegaba unos años más tarde, a cargo de Victor Fleming. “The Wizard of Oz” (1939), con Judy Garland y Margaret Hamilton, se estrenaba en forma de musical y en glorioso Technicolor, pero fue un fracaso de taquilla en su momento. El tiempo ha sabido otorgarle su lugar como clásico de culto. A partir de este punto, se realizaron infinidad de series basadas en las obras de Baum, especialmente de animación, incluyendo una peculiar adaptación dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por Diana Ross y Michael Jackson, “The Wiz” (1978), película que se basaba también en un musical del 75 del mismo nombre y que aportaba un enfoque más contemporáneo. Casualmente, fue otro batacazo.
En 2013, Sam Raimi trató de crear una historia anterior a “El Mago de Oz” en “Oz, the Great and Powerful” (2013), con James Franco o Rachel Weisz, entre otros. Curioso aunque fallido fue el intento del visionario Tarsem Singh, en 2017, con su serie “Emerald City”, cancelada en su primera temporada.
¿Y qué pasaba mientras tanto fuera del ámbito de las novelas de Baum? Pues que Gregory Maguire publicaba en 1995 la novela “Wicked: The life and times of the Wicked Witch of the West”, precuela en toda regla que narra la vida de Elphaba y cómo se convertiría en una terrorífica bruja (que nunca fue verde en las obras de Baum; la idea surgió en la película de Fleming de 1939). El libro, considerado fantasía para adultos por lo explícito de algunos temas, vendió millones de ejemplares, abrió la puerta a una saga propia creada por el autor y dio lugar al espectáculo “Wicked”. Y sí, por si se lo pregunta, como verá toda historia en Oz acaba convertida en musical.
“Wicked: The untold story of the Witches of Oz””, basado en la mencionada obra de Maguire, se estrenaba en Broadway en 2003, con música y letras de Stephen Schwartz, protagonizada por las grandes Idina Menzel y Kristin Chenoweth, Desde entonces, sus funciones han sido arrolladoras. Un montaje exitoso y longevo que ocupa los primeros puestos en la lista de obras de mayor permanencia en Broadway, premios Tony, ingresos millonarios…. Era cuestión de tiempo que se hiciera la adaptación cinematográfica correspondiente, la cual, tras varios años de desarrollo y negociaciones, por fin llega a las salas de cine de todo el mundo en 2024. En resumen, las películas de “Wicked” transcurren antes de los hechos ocurridos en “El Mago de Oz” hasta confluir y solaparse incluso con ésta.
Así pues, ya estamos ubicados en estas tierras mágicas y sin necesidad de tornado que nos traslade hasta allí. Un preámbulo que nos mete de lleno en la película en cuestión.
“Wicked: Part I” (2024) contiene el Acto I del musical de Broadway y narra la vida de Elphaba (Cynthia Erivo), marcada por la sociedad a causa de su piel verde. En su formación en la universidad de Shiz, dirigida por Madame Morrible (Michelle Yeoh), conocerá a Galinda/Glinda (Ariana Grande). Ambas coincidirán con el príncipe Fiyero (Jonathan Bailey), también matriculado por sorpresa en Shiz, y terminarán embarcadas en una aventura que les llevará hasta los dominios del Mago (Jeff Goldblum).
Dirigida por Jon M. Chu, el film sigue contando con la pareja Stephen Schwartz/Winnie Holzman, a cargo de música, letras y guión, como en la obra de Broadway. No es la primera incursión de Chu en el género musical porque hace unos años adaptó al cine el libreto del reconocido Lin-Manuel Miranda, “In the Heights” (2021). Tras barajarse los nombres de Rob Marshall, Ryan Murphy, James Mangold,
J. J. Abrams o Stephen Daldry, quien en su momento incluso fue seleccionado, la silla del director fue a parar a Jon M. Chu.
La idea del realizador de dividir el argumento en dos partes se debe al interés de profundizar en la historia y en los protagonistas. Hacer solo una película obligaba a recortar canciones, personajes o acelerar la narración y ninguno de los implicados quería ser irrespetuoso con el material original. De hecho, el compositor Stephen Schwartz considera que la poderosa “Defying Gravity” está creada para bajar el telón, todo lo que siguiera después, sin hacer pausa, se vería sin fuerza, endeble, precipitado.
El excelente diseño de producción rinde homenaje a los musicales clásicos de Hollywood, para ello apuesta por edificar decorados colosales que otorguen realidad a Oz y prescinde del exceso de efectos visuales con pantallas azules o verdes. La obsesión del realizador y del equipo por alcanzar ese verismo llevó a diseñar un camino de baldosas amarillas con barro real, construir un tren a tamaño natural, elaborar grandes estancias mecanizadas de Shiz y del Mago (incluyendo un enorme depósito de agua a modo de muelle), o plantar nueve millones de tulipanes para crear el paisaje de Munchkinland.
Por cierto, no se asuste si en el visionado del film nota la imagen un tanto desvaída. Es otra decisión más de Chu en su empeño por mostrar un mundo más real y auténtico. La fotografía es deliberadamente apagada, los colores se ven en un tono más mate en pantalla con el fin de obtener un acabado desgastado. Además, su idea es convertir el film en un clásico que siente el transcurso del tiempo en sus fotogramas. Una decisión que ya está produciendo controversia.
En el apartado de interpretación, tras unas audiciones multitudinarias por las que pasaron infinidad de actrices y cantantes, las finalmente escogidas Cynthia Erivo y Ariana Grande demuestran su talento. Ambas magníficas, creíbles, divertidas y mimetizadas como Brujas y, aunque las voces de Idina Menzel y Kristin Chenoweth son maravillosas, hay que reconocer que Erivo y Grande cantan estupendamente y también es una delicia escuchar sus potentes voces. Cabe destacar que las dos insistieron en cantar en directo las canciones durante el rodaje. Jonathan Bailey está excelente como de costumbre; Michelle Yeoh aporta un toque sosegado y misterioso.
“Wicked: Part I” es un musical enérgico, entretenido, capaz de tornarse misterioso poco a poco y con un clímax espectacular, al ritmo del bello e icónico “Defying Gravity”, donde Elphaba y Glinda encuentran sus respectivos destinos (cada una entiende el concepto de poder de forma distinta). Su poderoso final ofrece imágenes monumentales de Elphaba y su decisión. El film toca temas como la discriminación, la ambición o, sobre todo, la manipulación y la búsqueda de uno mismo. Muy interesante la idea que muestra de cómo la sociedad o la política asignan, por diferentes motivos, etiquetas difíciles de arrancar. Cuenta con guiños tanto a la obra de Broadway como a “El Mago de Oz”. Aunque conviene reiterar que la novela es mucho más oscura: en ella, por ejemplo, hay asesinatos, violaciones, orgías, Elphaba mantiene relaciones sexuales con Fiyero o los habitantes de Oz son mucho más fanáticos y extraños. A su vez, la película añade ritmo cinematográfico gracias a una dirección inmersiva, un buen uso del montaje y del sonido y a la extensión de algunas canciones. Destacan la planificación de los números “What is this feeling?”, “Dancing through life”, “Popular”, “I’m not that girl”, “Defying Gravity”.
¿Qué tendrá Ciudad Esmeralda que todos queremos entrar en sus dominios? Es el lugar donde uno acude con la necesidad de pedir un determinado deseo, pero se encuentra a sí mismo con otra solución que no esperaba. Esta urbe es magia y misterio, pero en “Wicked: Part I” también representa un régimen basado en el temor y el asombro, un espejismo que domina fácilmente a las masas, donde todo Oz, incluyendo sus Brujas, juega un papel asignado por un líder que busca protegerse, controlar y alimentar la ilusión de equilibrio.
“I hope you’re happy in the end” se cantan Elphaba y Glinda, la una a la otra, durante sus elecciones cruciales, porque cuando el mundo da la espalda y susurra rumores acerca de verdes maldades, solo queda creer en uno mismo y en la convicción de que se está haciendo lo correcto.