Hemos llegado al Nuevo Testamento, atrás quedaron los primeros 39 libros que conformaron la Biblia judía, y por delante tenemos 27 libros que llegan para formar el canon definitivo de la Palabra de Dios.
Pero en medio del Antiguo y Nuevo Testamentos tenemos un intervalo de 400 años, sin que se haya registrado nada en la Biblia, este período es conocido como los cuatrocientos años de silencio.
Por lo tanto, en esta quinta entrega del estudio Fundamentos de la Fe, y avanzando en la unidad 1, que es, Introducción a la Biblia, ya empezamos a explorar en los dominios del Nuevo Testamento. Que lo disfruten!!!
Más de cuatrocientos años separaron los acontecimientos finales (Neh.13:4-30) y la última profecía (Mal.1:1-4; 6) que quedaron registrados en el Antiguo Testamento (424 AC), de las acciones iniciales (Lc.1:5-25) que se narran en el Nuevo Testamento (6 AC). Este periodo se llama con frecuencia ‘los cuatrocientos años de silencio’. Sin embargo, la historia de estos años siguió el patrón pronosticado por Daniel (Dn.2:24, 45; 7:1-28; 8:1-27; 11:1-35) con precisión y exactitud.
Aunque la voz de Dios permaneció en silencio, la mano de Dios dirigió de forma activa el transcurso de los sucesos que ocurrieron durante estos siglos.
Vemos en la historia judía, como lo había predicho Daniel, que el control de la tierra de Israel había pasado del Imperio Medo-Persa a Grecia y luego a Roma. Por cerca de doscientos años, el Imperio Persa sometió a los judíos. Los persas permitieron que los judíos regresaran, reconstruyeran y adoraran en el templo de Jerusalén. Durante unos cien años después de cerrarse el canon del Antiguo Testamento, Judea seguía siendo un territorio persa sometido al gobierno de Asiria, en el cual el sumo sacerdote ejercía cierto grado de autoridad civil. A los judíos se les permitió el ejercicio de su religión sin interferencia oficial del gobierno.
Años mas tarde, un peligro inminente para la fe judía fue el hecho de que Alejandro Magno y sus sucesores quisieron imponer la cultura helénica y sus costumbres, el quería llevar el idioma y pensamiento griegos a todo el mundo, pero a pesar de que la forma de vida de los griegos era sofisticada y atractiva desde el punto de vista humano, era opuesta por completo a Dios y a la piedad.
Después de la muerte de Alejando Magno, distintas dinastías lucharon por el control del poder, estos cambios hicieron que los judíos experimentaran distintas etapas de libertad religiosa, pero cuando Antíoco IV Epífanes llegó al poder, profanó y saqueó el templo de Jerusalén en el 170 AC, ordenó la helenización de Palestina y prohibió a los judíos guardar sus leyes, observar el día de reposo, mantener sus fiestas, ofrecer sacrificios y circuncidar a sus hijos. Se ordenó la destrucción de todos los ejemplares de la Torá y se instalaron altares para el culto idólatra. Antíoco fue el primer monarca pagano que persiguió a los judíos por su fe.
Un sacerdote anciano llamado Matatías y sus cinco hijos lideraron la resistencia judía en contra de Antíoco y sus sucesores seleucidas. Esto llegó a conocerse como la revuelta de los Macabeos, porque Judas Macabeo (lit. martillo) fue el líder principal entre los cinco hermanos. Después de una guerra de veinticuatro años (166-142 AC), los judíos pudieron ganar su independencia de Siria gracias a la presión creciente de los romanos sobre los seleucidas. Los descendientes de Matías fundaron la dinastía asmonea, nombre que se deriva de Hasmón, un ancestro de los Macabeos.
Los asmoneos se apoderaron del oficio del sumo sacerdote aunque no pertenecían al linaje de Sadoc. En poco tiempo los asmoneos empezaron a seguir las costumbres helénicas y las prácticas que ellos mismos resistieron en un principio. La influencia griega continuó en Palestina desde el 142 AC hasta el 63 AC, por medio de esta dinastía nativa.
La dinastía asmonea terminó en el 63 AC a manos de Pompeyo, un general de Roma, que intervino cuando Aristóbolo II e Hircano II se enfrentaron por quien seria el nuevo sumo sacerdote. De esta manera la tierra quedó bajo control romano.
Las continuas insurrecciones motivaron a los romanos a convertir a Herodes el Grande en rey de Judea. Este hombre había nacido en Idumea y era un prosélito judío pero toda su ideología era greco-romana. Gobernó en Palestina del 37 AC al 4 AC y fue el rey de los judíos cuando Jesús nació.
Hay otros factores que debemos tener en cuenta para poder entender la época en que el Señor Jesucristo vino a este mundo, tales como la ‘diáspora’, la cual se entiende de la siguiente manera, hubieron dos clases de desplazamientos, Israel hacia Asiria y Judá hacia Babilonia . La mayoría de los Israelitas no regresaron a Judea después del exilio y pasaron a ser colonos dentro del Imperio Persa. El movimiento geográfico de Israelitas continuó en los imperios griego y romano de tal modo que en el siglo I DC los judíos se encontraban a lo largo y ancho de la cuenca del Mediterráneo y en Mesopotamia. La mayoría de los israelitas vivían fuera de Palestina a finales del periodo Intertestamentario.
En esta época vemos también que los escribas y rabinos, pasaron a ocupar un lugar muy importante en la vida religiosa de Israel, el pueblo estaba bajo la impresión de que el exilio fue debido a la falta de conocimiento y obediencia de la Torá, por lo tanto, se volvieron estudiosos de la misma. Los escribas se volvieron expertos en el conocimiento del Antiguo Testamento y se consideraba que tenían autoridad en asuntos de interpretación de las Escrituras, mientras tanto, los rabinos eran los encargados de transmitir ese conocimiento al pueblo de Israel.
Para ese tiempo se volvió muy común el uso de las sinagogas para la adoración en cada ciudad importante. Después de la destrucción del templo en el 586 AC, la sinagoga se volvió el lugar de instrucción y culto para los judíos en el exilio, debido a que estos no regresaron a Palestina después del exilio, estas continuaron su funcionamiento en la diáspora y también se establecieron en Palestina, incluso después de la reconstrucción del templo a cargo de Zorobabel en el año 516 AC.
Otro acontecimiento importante fue la traducción del Antiguo Testamento al griego, entre el año 250-125 AC, y que fue llamada la “septuaginta”. Según una leyenda judía, Ptolomeo Filadelfo reunió setenta y dos eruditos que se encargaron de traducir el AT al griego en setenta y dos días, dicha traducción se llevo a cabo en Alejandría, Egipto.
De esta época vemos que surgen dos grupos que tendrán mucha participación en los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento, estos son los Fariseos y los Saduceos. Los fariseos se cree era un grupo religioso que empezaría como el grupo de ‘santos’ que estuvieron asociados con los Macabeos en la campaña contra los helénicos. Mas adelante cuando los mismos Macabeos se volvieron helénicos, estos santos se separaron del poder religioso oficial establecido en Judea. Los fariseos hacían una interpretación estricta de la ley de conformidad con la creciente tradición oral y procuraban que sus interpretaciones sean de cumplimiento obligatorio para todos los judíos. Aunque no eran numerosos eran mirados con buenos ojos por la mayor parte del pueblo en Palestina, se cree que su nombre significa ‘separados’.
Los saduceos eran un grupo de judíos helenistas y aristócratas, que se convirtieron en guardianes de los reglamentos y las prácticas del templo. Los saduceos rechazaban el Antiguo Testamento como las Escrituras, a excepción de la Torá (los primeros cinco libros), así como cualquier enseñanza que, según su propia creencia, no se encontrara en la Torá, por ejemplo, la resurrección de los muertos. Su nombre deriva de ‘Sadoc’, para aludir al linaje del sumo sacerdote.
Ya hemos observado el ambiente en el que el Señor Jesús se movería, así que démosle ahora una mirada a los Evangelios.
La palabra evangelio se deriva de la palabra griega ‘euangellion’, que significa “buenas noticias”. En el griego secular euangellion se refería a un buen informe que se daba acerca de un suceso importante. Los cuatro evangelios son las buenas noticias acerca de los acontecimientos más significativos de toda la historia: La vida, muerte en la cruz y resurrección de Jesús de Nazaret.
El propósito primario de los evangelios fue teológico y apologético, proveyendo de respuestas autorizadas a cuestiones relacionadas con la vida y ministerio de Jesús, y fortalecer la seguridad del creyente en cuanto a la realidad de su fe, ‘…para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.’ Lucas 1:4.
Cada evangelio tiene su propia perspectiva y singularidad, Mateo, Marcos y Lucas son considerados sinópticos porque comparten un punto de vista común, sobretodo cuando se los compara con Juan. Por ejemplo, los primeros se enfocan en el ministerio de Jesús en Galilea y a su vez relatan muchas parábolas, mientras que Juan se centra en el ministerio de Jesús en Judea y no relata ninguna parábola. Sin embargo, estas diferencias no son contradictorias, sino complementarias.
Cada evangelio contiene elementos distintivos, que considerados en su conjunto aportan un testimonio completo acerca de Jesucristo.
Mateo escribió principalmente para una audiencia judía, presentando a Jesús de Nazaret como el Mesías prometido y esperado, y el legítimo Rey de Israel.
Marcos se dirigió a una audiencia gentil, especialmente romana. Jesús aparece en Marcos como el Siervo que vino a sufrir por los pecados de muchos.
Lucas tenía en mente una audiencia gentil más amplia. Como un griego culto, escribió usando el estilo griego más cultivado y literario de todos los escritores del Nuevo Testamento. Jesús es presentado como el Hijo del Hombre, la respuesta a las necesidades y esperanzas de la raza humana, quien vino a buscar y a salvar a los pecadores perdidos.
Juan se escribió para hacer hincapié en la deidad de Jesucristo. Juan escribió para fortalecer a los creyentes e invitar a los incrédulos a depositar su fe en Jesucristo.
En su conjunto, los cuatro Evangelios nos dan un retrato completo del Dios-Hombre, Jesús de Nazaret. En El aparecen entretejidas la perfecta humanidad y deidad, haciendo así que pudiera ser el único sacrificio adecuado por los pecados de todo el mundo y el Señor por derecho propio de los que creen.
El siguiente es un vistazo un poco más profundo a cada evangelio.
Mateo, quiere decir ‘regalo del Señor’, y era el otro nombre de Leví, el publicano que dejó todo para seguir a Cristo. Como evidencia de su humildad Mateo se llamó a sí mismo un ‘publicano’, siendo que en ningún otro lugar de las Escrituras se lo identifica de esa manera, los otros evangelistas emplearon su otro nombre, Leví, cuando se referían a su pasado pecaminoso.
En su libro “The Gospel according to Jesus” el pastor John MacArthur nos da una vivida reseña de este discípulo, la conversión de Mateo en si misma fue uno de esos milagros que el Señor Jesús hizo para demostrar su carácter de Mesías de Israel, justo después un milagro espectacular diseñado para demostrar el poder de Jesús sobre el pecado, vendría la conversión del discípulo.
Cristo acababa de perdonar los pecados de un hombre paralítico y en una muestra monumental de su autoridad divina, confirmó su deidad en frente de los fariseos al mandarle a este hombre discapacitado que tome su lecho y camine. Siguiendo inmediatamente a esa narración el versículo 9 describe el llamamiento y salvación de Mateo: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.”
Con este relato, el cuál es consistente con las versiones de Marcos y Lucas, Jesús le habló solamente una palabra y Mateo obedeció. Lucas 5:28 agrega un significativo comentario: “Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.” El dejó todo por seguir a Cristo, Mateo era muy humilde para decir eso de si mismo, pero Lucas lo dijo y esto habla enormemente acerca de la naturaleza de la conversión de Mateo. El pagó un alto precio, quizás el precio mas alto que cualquiera de los otros discípulos. Un pescador que siguió a Jesús podía siempre volver a pescar, pero un recaudador de impuestos que dejara su oficina o estación de trabajo, estaba liquidado, porque al otro día el gobierno romano tendría a alguien más para reemplazarlo y tomar su lugar.
De todas maneras Mateo dejó todo inmediatamente, el no se puso a calcular o le dijo al Señor: ‘Ahí voy Jesús pero, ey, Yo podría financiar esta misión completamente, si solamente me dejas agarrar unas bolsitas’, no, El le dio las espaldas a todo, olvidando todo lo que tenia.
Mateo era un tremendo pecador, y todos lo sabían. Juzgando por los estándares de esos días, el era sin lugar a dudas el mas villano de todos, el mas torcido pecador en Capernaum. El era un ‘publicano’, una herramienta del gobierno Romano por su propia voluntad, empleado en la odiosa tarea de exprimir a su propia gente para obtener el dinero de los impuestos. Los publicanos compraban franquicias de Roma, eso le daba los derechos de colectar impuestos en una cierta ciudad o distrito, por haber comprado este derecho del gobierno, el automáticamente se hacia un traidor de Israel. Nada en la mente de los judíos era más ofensivo. Mateo fue contratado por los conquistadores paganos que oprimían a su propia gente, por este hecho se hizo la fama de vendido, hereje y renegado.
Roma requería a cada publicano colectar una cierta suma de impuestos, todo lo que superara esa suma podía ser retenido por el publicano, como su ganancia. El gobierno Romano con tal de mantener a sus recaudadores de impuestos felices y productivos, los apoyaba en sus más salvajes excesos y abusos. Ellos virtualmente tenían mano libre para cobrarle de más a la gente y extorsionarlos. Un sagaz y astuto publicano podía amasar una inmensa fortuna en poco tiempo, todo a expensas de la opresión de su propia gente. Se entiende porqué los publicanos eran considerados con desprecio, por todo Israel.
Los publicanos eran tan despreciados por los judíos que se les prohibía la entrada a las sinagogas, eran considerados ‘bestias impuras’, tratados como ‘cerdos’, ellos no podían ser testigos en ninguna corte de justicia, porque no eran confiables. Ellos eran conocidos como ‘tremendos mentirosos’, clasificados junto a los ‘ladrones’ y ‘asesinos’.
Mateo tenía autoridad de colectar todo tipo de impuestos en lo que sea, importaciones, exportaciones, podía cobrar peaje en los puentes, determinar tarifas de los puertos y el uso de los caminos y rutas. También estaba autorizado a abrir correspondencia, revisar paquetes que vinieran por el camino, y determinar si se estaban llevando a cabo negocios, para así cobrar impuestos.
Su oficina estaba localizada en la afluencia de dos caminos, probablemente al Norte del puerto de Galilea, esto lo colocaba en un punto estratégico en el camino a Damasco en el Oriente donde el podía cobrar impuestos de los que fueran tanto al Este como al Oeste. También cobraba de la altamente productiva actividad pesquera de la zona.
Algo para destacar es que Mateo estaba sentado a la mesa de los impuestos, algunos publicanos preocupados acerca de su reputación, contrataban a un empleado para cubrir su puesto de trabajo y evitar así dar la cara en frente del pueblo.
La tradición rabínica decía que era imposible para un hombre como Mateo llegar a arrepentirse, así que, se pueden imaginar los comentarios y rumores en la multitud, cuando Jesús llama a Mateo y le dice, “Sígueme”.
Mateo debe haber estado bajo una profunda convicción. Bien profundo en su corazón debe haber esperado ser liberado de esa vida de esclavitud al pecado, y debe ser por eso que virtualmente corrió hacia Jesús para unirse a El.
Mateo nunca pudo haber seguido a Jesús por capricho, el había dejado mucho, seguramente el sabía a lo que se exponía, a lo que se estaba comprometiendo. Jesús había ministrado públicamente en toda esa zona, toda la comunidad en Capernaum sabía quien era Jesús, que predicaba y lo que enseñaba, ellos habían visto sus milagros, señales y prodigios. Mateo estaba familiarizado con las rigurosas demandas de Jesús para ser su discípulo. El sabía para que estaba siendo reclutado. El había calculado el costo y estaba preparado para seguirlo.
La razón de compartir acerca de la conversión de Mateo es recordarle a aquellos que dicen seguir a Cristo, que Jesús requiere todo de nosotros, que neguemos nuestra vida y vivamos para El, para seguir sus mandamientos y vivir para su gloria, la aceptación de Cristo como nuestro salvador implica su aceptación como Señor de nuestras vidas.
Aquel que quiere salvación, (ganar su vida), debe entregar su vida completamente (perder su vida), como Mateo, contar el costo y estar preparado para seguir a Jesús.
“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.” Mateo 10:39
Marcos, fue alguien que estuvo muy cerca del Apóstol Pedro y un personaje que aparece mucho en el libro de Hechos y que es conocido como ‘Juan, el que tenia por sobrenombre Marcos’, fue al hogar de la madre de Juan Marcos en Jerusalén que Pedro fue cuando fue liberado de la cárcel.
Juan Marcos era primo de Bernabé. Marcos acompaño a Pablo y Bernabé en el primer viaje misionero de Pablo, pero deserto en Perge y regreso a Jerusalén. Cuando Bernabé quiso que Pablo se llevara a Marcos en su segundo viaje misionero, Pablo se negó, la fricción que creo este hecho hizo que luego se separaran.
Sin embargo, el titubeo inicial de Marcos evidentemente dio lugar a mayor fortaleza y madurez, y con el tiempo probo ser fiel aun al apóstol Pablo. Mas adelante Pablo recomendó a Marcos con la iglesia de Colosas, lo llego a nombrar como uno de sus colaboradores y finalmente le pidió a Timoteo que trajera a Marcos para ayudarle personalmente porque le era útil para la obra.
La restauración de Marcos al ministerio útil pudo haber sido en gran parte a la tremenda influencia que el apóstol Pedro tuvo en la vida del joven, a quien llego a considerar como a su propio hijo. Pedro, conocedor en si mismo del fracaso en el Señor fue clave para ayudarlo a salir de la inestabilidad de su juventud y llevarlo a la fortaleza y madurez que necesitaría para la obra a la cual Dios lo había llamado.
Los padres de la Iglesia afirmaron de manera unánime que Marcos escribió este segundo evangelio. Papías, obispo de Hierópolis, escribiendo alrededor del 140dC afirmo:
Y el presbítero (el apóstol Juan) dijo esto: Marcos, habiéndose convertido en el intérprete de Pedro, escribió con precisión lo que recordó. No obstante, no fue en orden exacto que el relato los dichos u obras de Cristo. Ya que él ni oyó al Señor ni lo acompañó. Pero después, como dije, acompañó a Pedro, quien acomodó sus instrucciones a las necesidades (de sus oyentes), pero sin intención alguna de dar una narración regular de los dichos del Señor. Por lo tanto Marcos no cometió error alguno al escribir algunas cosas como el las recordó. Ya que de una cosa tomó cuidado especial, no omitir nada que había oído, y no colocar nada ficticio en las afirmaciones.(Exposición de los oráculos del Señor)
Justino Mártir, escribiendo alrededor del 150 dC, se refirió al evangelio de Marcos como “las memorias de Pedro” y sugirió que Marcos escribió su evangelio mientras estaba en Italia. Esto coincide con la tradición temprana, la cual considero este evangelio escrito en Roma, para beneficio de los romanos.
Ireneo, escribiendo acerca de Marcos lo llamo, ‘el discípulo e intérprete de Pedro’ y registró que el segundo Evangelio consistió de lo que Pedro predicó acerca de Cristo.
Un reto de Interpretación bien grande son los versículos 9 al 20 del capitulo final, la evidencia externa sugiere fuertemente que estos versos no estaban en el evangelio original de Marcos. Mientras que la mayoría de los manuscritos griegos contienen estos versos, los mas antiguos y confiables no. Eusebio y Jerónimo, padres de la iglesia en el siglo cuarto, notan que la mayoría de los manuscritos griegos disponibles para ellos carecen de estos versos, los cuales parecen haber sido agregados en un intento antiguo de completar el Evangelio, posiblemente por los padres de la Iglesia Ireneo, Taciano y quizá Justino Mártir en el siglo segundo.
A pesar de todas las consideraciones de la probable falsedad de esta sección, es posible que no sea así y, por consiguiente, es bueno considerar el significado de este pasaje y dejarlo en el texto, siguiendo el ejemplo de Juan 7:53 – 8:11. Estos versos deben ser comparados con el resto de las Escrituras, y ninguna doctrina debe ser formulada tomando en cuenta solo estos versículos.
Lucas, era un gentil, el apóstol Pablo parece confirmar esto cuando en el libro de Colosenses lo nombra aparte de los que son de la circuncisión. Esto haría que Lucas fuera el único gentil que escribiera algún libro de las Escrituras, el es responsable de escribir una porción significativa del NT, habiendo escrito tanto este Evangelio como el libro de Hechos.
Se conoce muy poco acerca de Lucas, porque casi nunca incluyó detalles personales de si mismo y nada definitivo se sabe de su vida. Tanto Eusebio como Jerónimo (padres de la Iglesia) lo identificaron como un oriundo de Antioquia, lo cual podría explicar el porque el libro de los Hechos se centra en Antioquía.
Lucas fue un compañero frecuente del apóstol Pablo, por lo menos desde la visión macedónica hasta el momento del martirio de Pablo. El apóstol se refirió a el como a un médico, el interés de Lucas en fenómenos médicos es evidente por el gran énfasis que le dio al ministerio de sanidad de Jesús. En la época de Lucas los médicos no tenían un vocabulario específico de terminología técnica; por esta razón cuando Lucas considera las sanidades y otros asuntos médicos, su lenguaje no es muy diferente del de los otros escritores de los Evangelios.
Los libros Lucas y Hechos parecen haber sido escritos en el mismo tiempo, formando una obra de dos tomos dirigida a Teófilo, dando una historia general del establecimiento del cristianismo, desde el nacimiento de Cristo hasta el encarcelamiento de Pablo bajo arresto en una casa de Roma.
Teófilo posiblemente fue un dignatario romano bien conocido, quizás uno de aquellos que se había vuelto a Cristo ‘en la casa de César’ (Fil.4:22).
El estilo de Lucas es el de un autor académicamente preparado y culto. El escribió como un historiador meticuloso, con frecuencia dando detalles que ayudaron a identificar el contexto histórico de los acontecimientos que el describió. Su relato de la natividad es el más completo de todos los registros de los Evangelios y como el resto de la obra de Lucas, más pulido en su estilo literario.
Comenzando con el 9:51, Lucas usó diez capítulos de su narración para dar un diario del viaje final de Jesús a Jerusalén. Gran parte del material de esta sección solo lo encontramos en Lucas. Este es el corazón del evangelio de Lucas, y muestra un tema que Lucas enfatizó a lo largo de su narración: La progresión inevitable de Jesús hacia la cruz. Este fue el propósito mismo para el cual Cristo había venido a la Tierra y El no iba a ser detenido. La salvación de los pecadores fue su entera misión.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:10
Juan, aunque el nombre del autor no aparece en el Evangelio, la tradición de la iglesia primitiva fuerte y consecuentemente lo identificó como el apóstol Juan. Irineo fue un discípulo de Policarpo, quien a su vez fue un discípulo del apóstol Juan, y el testificó en la autoridad de Policarpo que Juan había escrito el Evangelio.
Juan y Jacobo, su hermano mayor, eran conocidos como los hijos de Zebedeo, y Jesús les dio el nombre de ‘hijos del trueno’. Su madre era tía del Señor Jesús, por lo que los convertía en ‘primos’ de Jesús en lo que a lazos de sangre se refiere.
Juan fue un apóstol y uno de los tres asociados más íntimos de Jesús, siendo un testigo ocular y participante en el ministerio terrenal del Señor, después de la ascensión de Cristo, se convirtió en uno de los pilares de la Iglesia de Jerusalén, ministró con Pedro hasta que fue a Éfeso, desde donde escribió este evangelio y desde donde los romanos lo exiliaron a Patmos, desde donde escribiera Apocalipsis. Escribió también otras tres epístolas.
Al parecer el escribió su evangelio para hacer una contribución única al registro de la vida de Jesús (“un Evangelio espiritual”) y en parte, para ser suplementario como también complementario a Mateo, Marcos y Lucas.
Juan suplió una cantidad de material único, no registrado por los ‘evangelios sinópticos’ y que ayudan a entender los acontecimientos narrados en los otros. Por ejemplo, mientras que los sinópticos comienzan con el ministerio de Jesús en Galilea, implican que Jesús tuvo un ministerio previo a este. Juan suple la respuesta con información del ministerio previo de Jesús en Judea y Samaria. En Marcos 6:45, después de la alimentación de los cinco mil, Jesús hizo que sus discípulos cruzaran el mar de Galilea a Betsaida. Juan registra la razón. Las personas estaban a punto de hacer rey a Jesús debido a su multiplicación milagrosa de alimento y El estaba evitando sus esfuerzos motivados erróneamente.
Juan es el mas teológico de los Evangelios, conteniendo un prologo fuertemente teológico, mayores cantidades de material didáctico y de discurso en proporción a la narración y la mayor cantidad de enseñanza del Espíritu Santo.
El Evangelio de Juan es el único de los cuatro que contiene la afirmación precisa del propósito del autor, “Estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” Juan 20:31
El apóstol Juan también escribió una epístola entera acerca de las marcas de un ‘cristiano verdadero’. Su consejo para aquellos que necesitaban seguridad en su salvación no fue que estos debían agarrarse en un incidente pasado o un momento de fe, en su lugar el les dio un examen doctrinal y un examen moral y los reiteró durante toda su primera epístola. El examen moral requiere obediencia: “Si decimos que tenemos comunión con El y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad” (1 Jn 1:6). El examen doctrinal que Juan dio fue defendiendo la deidad y el señorío de Jesús sobre nuestras vidas.
Este mismo apóstol, recordado por ser ‘el que Jesús amaba’ llenó de amor y esperanza las páginas del NT, alentando a los ‘elegidos de Dios’ a permanecer en comunión con El, sabiendo que El había vencido al mundo.
Ufff…… ¿cansados? si leíste hasta aquí quiere decir que te estas bendiciendo con esto, en la próxima edición estaremos viendo el libro de Hechos, Romanos y algo mas de las epístolas paulinas. Hasta la próxima y Bendiciones!!!
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