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¿Cómo glorificar a Dios en los sufrimientos?

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El apóstol Pedro les escribió a las iglesias ubicadas en territorio de Asia Menor (actual Turquía), las cuales estaban recibiendo todo tipo de acosos y persecuciones debido a su fe en Jesucristo. En 1ra Pedro 2:18-25 vemos cómo el apóstol les enseña la manera bíblica de manejarse en situaciones de este tipo.

Dios usa la triste realidad de la esclavitud para enseñarle a la iglesia acerca de la importancia de ‘sometimiento y obediencia’, no sólo a El, sino a las personas que están en posición de autoridad sobre ellos, y ésto constituye un mandato. Tenemos el mandato de parte de Dios de aceptar el sufrimiento a través del camino de la sumisión, Pedro le está hablando a nuestro hombre interior.

Más adelante apela al razonamiento de los creyentes cuando les explica cómo funciona éso de sufrir para la gloria de Dios, recibir el maltrato aún cuando es totalmente injusto, y es aquí que debemos notar que si el primer punto de sumisión no ha sido comprendido va a ser imposible reconocer el segundo punto de aceptar el maltrato y el sufrimiento en esas ocasiones en que el creyente recibe mal por bien.

Pedro claramente enseña que el tipo de sufrimiento que Dios recompensa con su aprobación y su favor, es el tipo que viene de soportar cosas injustas, no cuando merecemos castigo, o estamos pagando por nuestros propios errores. No solamente hacer el bien más allá de nuestra capacidad se nos cuenta como meritorio, sino recibir el mal sin merecerlo y soportarlo para la gloria de Dios, ésto nos aprueba delante de Dios y nos trae su bendición de recibir las fuerzas para soportar el dolor y nos extiende su gracia y misericordia para poder estar en pleno control de la situación aun cuando sufrimos.

El argumento de Pedro es, sufran de la manera correcta que ésto les trae bendición delante de Dios, vale la pena sufrir para su gloria.
En los versículos finales alienta nuestra motivación, incrementando el deseo de seguir en los pasos de Jesucristo, mirando a la manera en que El se manejó cada vez que sufría injustamente. El apóstol nos recuerda que “para ésto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas”(v21). Pero ésto concuerda con otros pasajes de la Escritura, como Juan 13:16 y 15:20 que hablan que ningún siervo es mayor que su Maestro, y que si el Maestro sufre y deja el ejemplo a sus siervos, éstos no serán exentos de persecución o sufrimientos, y es a éso que Pablo se refería cuando en Filipenses 1:29 nos dice, “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en El, sino también que padezcáis por El”.

En conclusión, hay una sola manera de sufrir y darle gloria a Dios, es cuando sufrimos injustamente y lo soportamos teniendo en nuestra mente el deseo de traerle gloria a El, sabiendo que nunca nuestros sufrimientos son en vano, porque Dios los usa para refinarnos y parecernos más a nuestro Señor Jesucristo.