Múltiples estudios muestran que las vacunas contra el COVID-19 han salvado millones de vidas. Recibir las vacunas más recientes proporciona protección adicional contra desenlaces perjudiciales del COVID-19. Las reacciones adversas graves de la vacuna son poco frecuentes, y tanto los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) estiman que los beneficios de la vacunación superan los riesgos.
A pesar de esto, el cirujano general de Florida, el Dr. Joseph Ladapo, emitió una declaración el 3 de enero haciendo un llamado a detener el uso de las vacunas de ARNm contra el COVID-19, fabricadas por Pfizer/BioNTech y Moderna.
Ladapo citó preocupaciones infundadas de que las pequeñas cantidades de ADN residual que quedan en las vacunas tras el proceso de fabricación podrían integrarse en el ADN humano. “Si el riesgo de integración de ADN no ha sido evaluado en el caso de las vacunas de ARNm contra el COVID-19, estas vacunas no son apropiadas para su uso en seres humanos”, dijo.
Como hemos escrito, no hay pruebas de que el ADN residual, que está previsto y está presente dentro de los límites reglamentarios, pueda integrarse en el ADN de las personas vacunadas.
(Para más información sobre el ADN residual en vacunas de ARNm, lea nuestro artículo “No se ha demostrado que las vacunas contra el COVID-19 alteren el ADN ni provoquen cáncer”).
En una carta enviada a Ladapo el 14 de diciembre, el funcionario de la FDA Dr. Peter Marks dijo que era “bastante inverosímil” que el ADN residual pudiera encontrar una manera de entrar al núcleo de una célula e integrarse allí al ADN cromosómico. “Quisiéramos dejar en claro que, basándose en un análisis exhaustivo de todo el proceso de fabricación, la FDA confía en la calidad, seguridad y efectividad de las vacunas contra el COVID-19”, escribió Marks.
Se puede encontrar ADN residual en una variedad de vacunas. Para que el ADN residual de las vacunas de ARNm entren en el ADN de una persona y tengan efectos en la salud, se requeriría de toda una serie de eventos inverosímiles e improbables. Estos pasos incluirían sortear las numerosas defensas del cuerpo para que el ADN no llegue a lugares donde no debe estar.
El Dr. Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia, se refirió a las afirmaciones sobre ADN residual en videos y dijo que “es prácticamente imposible que estos fragmentos de ADN causen algún daño. Son clínica y absolutamente inofensivos”. “Es difícil de creer que el Dr. Ladapo realmente haya emitido esa declaración”, dijo a Medpage Today, refiriéndose al llamado de Ladapo a detener el uso de vacunas de ARNm.
Ladapo, quien fue nombrado cirujano general de Florida por el Gov. Ron DeSantis en septiembre de 2021, ha difundido desinformación sobre el COVID-19 y ha presidido recomendaciones infundadas y cada vez más amplias en contra de la vacunación contra el COVID-19 en su estado. En 2022, el Departamento de Salud de Florida recomendó no vacunar contra el COVID-19 a los niños sanos entre los 5 y 17 años de edad, así como a niños menores de 5 años. El mismo año, Ladapo recomendó no utilizar las vacunas de ARNm contra el COVID-19 en hombres de entre 18 y 39 años de edad, basándose en un análisis sumamente defectuoso sobre muertes cardíacas realizado por el Departamento de Salud de Florida. Luego se descubrió que Ladapo había editado el estudio para hacer que las vacunas parecieran más peligrosas.
En septiembre de 2023, recomendó a los residentes de Florida menores de 65 años no recibir las vacunas contra el COVID-19 actualizadas. Luego, en octubre, dijo que las recomendaciones para las vacunas actualizadas eran “antihumanas” y dijo que, como médico, se sentiría “muy incómodo” recomendándolas a cualquiera.
Ladapo inicialmente escribió a los funcionarios de la FDA y los CDC sobre preocupaciones relacionadas con el ADN residual en una carta del 6 de diciembre. Citó un documento de orientación de la FDA de 2007 sobre vacunas de ADN que contienen plásmidos, una forma de ADN circular, afirmando incorrectamente que las recomendaciones de la agencia para evaluar el riesgo de que el ADN de dichas vacunas se integre en el genoma también se aplican a las vacunas de ARNm. Aún no existen vacunas de ADN en el mercado.
Las orientaciones no son relevantes, escribió Marks en su carta de respuesta el 14 de diciembre. “Estas orientaciones fueron desarrolladas para las vacunas de ADN, no para el ADN como contaminante en otras vacunas, y no se aplica a las vacunas de ARNm contra el COVID-19”.
A pesar de la clarificación, Ladapo contestó a la carta de la FDA haciendo un llamado a detener el uso de las vacunas de ARNm, mientras continuaba afirmando incorrectamente que la FDA estaba yendo en contra de sus propias recomendaciones. “La Administración de Alimentos y Medicamentos y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades siempre han tomado la seguridad de la vacuna contra el COVID-19 a la ligera. Pero el hecho de no haber probado si había interacción del ADN con el genoma humano, como sus propias orientaciones lo dictan, cuando se sabe que las vacunas están contaminadas con ADN extraño, es intolerable”, dijo Ladapo en una publicación en X, antes conocido como Twitter, el 3 de enero.
Como también ya hemos escrito, el ADN es el ingrediente primario de las vacunas de ADN, mientras que en las vacunas de ARNm está presente en cantidades residuales. Para que las vacunas de ADN funcionen, es necesario que exista un mecanismo para que el ADN entre en el núcleo de una célula. Las vacunas de ARNm, sin embargo, contienen primariamente ARNm, que tan solo necesita entrar al cuerpo de la célula.
Incluso con las vacunas de ADN, la integración del ADN es solo un riesgo teórico y no se ha demostrado que sea un problema de seguridad. La orientación de la FDA solo recomienda hacer estudios de integración en animales para las vacunas de ADN, en los cuales el ADN genómico de varios tejidos se analiza para detectar signos de integración, si se demuestra que un cierto nivel de plásmido persiste en el tejido animal.
Sin embargo, los datos disponibles sobre las vacunas de ARNm contra el COVID-19 no muestran que haya signos de alteración genómica. Marks describió estudios en animales que “no demuestran evidencia de genotoxicidad de la vacuna”, es decir, que no vieron evidencia de que el ADN cromosómico hubiera sido dañado.
“Adicionalmente, ahora tenemos acceso a datos de vigilancia global sobre más de mil millones de dosis de las vacunas de ARNm que han sido administradas y no hay nada que indique daño al genoma, como índices elevados de cáncer”, dijo Marks.
Traducido por Catalina Jaramillo.
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