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El regalo de la Navidad

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Javier Moreno
Javier Moreno (Foto cortesía Javier Moreno)

Por Javier  Moreno

A todos nos gustan los regalos. Grecia tiene 11 años de edad y recientemente preparó unos regalos de navidad junto a su madre para entregarlos a más de 12 niños. ¡Qué felicidad fue para esta adolescente aprender a compartir! Que la luz del perdón  brille en tu corazón y que el amor sea el regalo más preciado en esta Navidad y siempre.

Al venir a morar con nosotros, Jesús revela el regalo del amor divino a los hombres como a los ángeles no caídos. El Niño de Belén es Dios mismo, quien colgó los mundos en el espacio y gobierna el Universo. Jesús usa su poder y autoridad para servir, ayudar y socorrer a la raza humana.

Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz que decía: “He aquí una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que interpretado es: Dios con nosotros”. Mateo 1:23.

Los padres de Jesús eran de Nazaret, una aldea de montaña, un pueblo despreciado por muchos. El Salvador pasó por alto los palacios y riquezas para unir su suerte con los miserables y rechazados de la sociedad.

José sin fama y María una pobre muchacha adolescente; estaban vestidos como los galileos, y con las ropas más humildes. El edicto promulgado por Augusto para empadronar a los pueblos de sus vastos dominios los llevó dejar su aldea para ir a Belén la ciudad de David (entre el año 5 a. C. o en la primera parte del 4 a. C.).

La historia de Belén hace polvo el orgullo y el egoísmo humano. El Niño impotente en el pesebre es el dueño del mundo que condescendió a cambiar el trono del cielo por un establo rodeado de bestias.

Por otro lado, los mensajeros celestiales contemplan con gozo el nacimiento del Niño Dios y fueron a dar la buena noticia en las colinas de Belén donde encontraron a los humildes pastores que esperaban la venida del Mesías.

Para un mundo en crisis la venida de Jesús como el Hijo de Dios cumplió varias funciones al mismo tiempo. En primer lugar, como el divino Hijo de Dios, Jesús vino a revelarnos que el Padre nos ama, que somos valiosos e importantes para él.

Jesús también vino como el Hijo prometido de David, a través del cual Dios destruye el imperio de la injusticia, el crimen, la maldad y la muerte.

Acepta hoy el regalo del perdón y la paz que Jesús ofrece gratuitamente.

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