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Elecciones 2024: esperanza contra extremismo

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Maribel Hastings
Maribel Hastings

Maribel Hastings

Asesora de America’s Voice

Si algo resalta en la Convención Nacional Demócrata en Chicago es el frente unido que busca demostrar este partido para encarar la amenaza que para muchos supone una segunda presidencia del republicano Donald Trump en diversos frentes.

Una amenaza para la democracia, los derechos de las mujeres y las minorías, los trabajadores, el medio ambiente, y los inmigrantes que son parte fundamental de la fibra de esta nación. 

Los demócratas aprendieron la lección de 2016 cuando Hillary Clinton fue la primera mujer en ganar la nominación presidencial tras una brutal primaria contra el senador independiente que vota demócrata, Bernie Sanders. Estuve en la convención en Philadelphia en 2016 y eran palpables las divisiones y el descontento del bando Sanders en el pleno del cónclave.

Hubo muchos factores para la derrota de Clinton ante Trump en 2016. Pero uno de ellos fue que muchos sanderistas no salieron a votar por Clinton pensando que su triunfo estaba asegurado.

Lo que siguió fueron cuatro años de Trump con todos sus excesos y crueldad, como su lucha sin cuartel contra los inmigrantes. 

En 2020, el pragmatismo demócrata llevó a la nominación de Joe Biden como el único candidato capaz de apelar a diversos sectores de votantes, sobre todo a hombres blancos, para competir ante Trump. Biden ganó en medio de la pandemia y desde esa elección el lema ha sido que la democracia de Estados Unidos peligra con Trump.

El sangriento motín del 6 de enero de 2021, liderado por Trump para impedir la certificación del triunfo de Biden, demostró de lo que es capaz para aferrarse al poder.

Ese mismo pragmatismo los llevó a concluir que Biden tenía escasas posibilidades de triunfo ante Trump en 2024 y que era mejor sustituirlo con alguien capaz de energizar a los votantes. Alguien que además refleje la diversidad de razas, acentos y culturas que conviven en este experimento llamado Estados Unidos.  

Una hija de inmigrantes, Harris, se alza como la abanderada demócrata para convertirse en una pesadilla para Trump pues para un misógino antiinmigrante esta combinación lo ha puesto contra las cuerdas.

Entre los varios paralelismos que hay entre las campañas de Harris y la de Barack Obama en 2008, la nominada demócrata está activando la misma coalición de votantes mujeres, afroamericanos, hispanos, jóvenes y otros, que catapultaron a Obama en 2008 y en 2020 apoyaron a Biden, pero cuyo apoyo se había enfriado.

Una nueva encuesta de Univision Noticias y YouGov encontró que “Harris tiene un 55% de favorabilidad entre los votantes hispanos y el 53% de los consultados votaría por ella si las elecciones se hicieran hoy”. Trump tiene un 38% de apoyo entre los hispanos encuestados.

Entre los temas de interés para los votantes hispanos, la inmigración figura entre los primeros cuatro: inflación, economía y trabajos, inmigración y el aborto.

La inmigración sigue en el tintero elección tras elección.

Han sido varios los desaciertos demócratas en los pasados años al abordar este asunto permitiendo que los republicanos, el principal obstáculo a una reforma migratoria legislativa, se apoderen de la narrativa.

Pero Harris, firme defensora de los Dreamers, mantiene su apoyo a una reforma migratoria amplia con un componente de seguridad fronteriza combinado con la ampliación de vías para la inmigración documentada, la defensa de programas como el TPS y DACA, y de acciones ejecutivas recientes como la del permiso de permanencia temporal (Parole in Place) del programa Manteniendo a las Familias Unidas. Este permite que cónyuges e hijastros de ciudadanos estadounidenses puedan legalizarse. 

El apoyo de Harris y de los demócratas a una medida de seguridad fronteriza que no progresó en el Senado porque Trump así lo pidió para seguir explotando el tema en las elecciones, ha provocado malestar entre algunos sectores pro inmigrantes.

Pero nada se compara con el maquiavélico plan de deportaciones masivas de Trump contenido en el Proyecto 2025, y que supondría una pesadilla humanitaria, legal y económica si llega a implementarse.

Harris no ha cometido el error de hacer promesas con fecha de expiración en el frente migratorio. Pero las promesas antiinmigrantes de Trump comenzaron a concretarse en 2017 y fueron frenadas eventualmente en los tribunales. Si gana, ya tiene el plan para revivirlas y burlar los escollos previos.

Si 2016 y 2020 fueron elecciones cruciales, la de 2024 lo es todavía más porque ya vivimos una presidencia de Trump y sabemos con certeza el peligro que representa para diversos sectores, en especial los inmigrantes.

“Ya vimos esa película y todos sabemos que la secuela suele ser peor”, dijo el martes el expresidente Obama.