“Debemos quedarnos en casa porque es la manera de mitigar (no controlar) el contagio y bajar el pico de la curva de contagio que hace que se colapse el sistema de salud”, explica la doctora Ligia Peralta. “El alto volumen de pacientes con síntomas y enfermedad severa resulta en un volumen insuficiente de camas en unidades de cuidado intensivo y equipo respiratorio para los más enfermos”.
La buena noticia: “El cuidado especializado a tiempo reduce la mortalidad”. El reto: “Debemos recordar que la mayoría de las personas contagiadas son portadoras del virus, no tienen síntomas, y quedarse en casa es una manera de de controlar el contagio a nivel comunitario. Quedándonos en casa protegemos a otros”.
Hace unos 20 años le hice la primera entrevista a la doctora Peralta. Entonces llevaba a cabo un trabajo pionero sobre el HIV-Sida en adolescentes. Daba clases de pediatría y epidemiología y dirigía el programa de adolescentes con HIV en la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland. Hoy es investigadora en la prestigiosa Universidad MIT de Boston, y realiza trabajo clínico en la clínica federal de Baltimore y en la fundación Casa Rubén, una institución no lucrativa en la que enfoca su trabajo voluntario, como homenaje a su padre, el doctor Rubén Peralta fallecido 2003.
Pero ¿qué son los coronavirus? ¿Es cierto que siempre están entre nosotros? La doctora Peralta nos recuerda que se trata de “una gran familia de virus que circulan entre los humanos y pueden causar el catarro común o enfermedad leve”. Pero el COVID-19 es un nuevo tipo de coronavirus. Hay tres coronavirus que se consideran enfermedades emergentes y serias: el SARS, el MERS y el COVID-19. Este último es un virus respiratorio muy contagioso y, al ser nuevo, nuestro cuerpo carece de inmunidad o protección.
Al síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) se le considera la primera epidemia global del siglo XXI. Empezó en noviembre de 2002 y ocho meses después estaba controlado, desde China afectó a 26 países, pero su forma de contagio (solo enfermos con síntomas podían transmitirlo) lo hizo más fácil de controlar y desapareció después de causar 8,000 infecciones y 800 muertes.
El principal desafío del COVID-19 es que el agente que lo causa se contagia desde portadores sin síntomas. “La pandemia se produce porque el virus es súper contagioso, la transmisión es consistente y la severidad es marcada”, señala la doctora Peralta.
Los diferentes estados de la Unión Americana se van subiendo, poco a poco, al carro de las medidas restrictivas y defensivas contra el virus. Peralta, quien se encuentra en primera línea del combate a la pandemia, nos cuenta desde Baltimore, Maryland, que no se puede cuantificar “la penetration del virus en nuestra comunidad por la falta de pruebas disponibles en el sistema de salud”.
Ha sido algo común en todo Estados Unidos: Las pruebas son escasas, e inicialmente muchas personas no cumplían los requisitos del CDC para hacérselas. El 16 de marzo, los laboratorios comerciales lanzaron las pruebas del COVID-19 pero limitan una clínica ambulatoria a colectar 10 pruebas.
“El sistema de salud de los Estados Unidos es el mas complejo del mundo. La respuesta del gobierno ha sido poco coordinada, fragmentada y lenta gracias al desmantelamiento federal de posiciones claves para enfrentar este tipo de pandemia”, señala la doctora Peralta. Y además, “los mensajes del líder de la nación carecen de valor científico y veracidad produciendo confusion y frustración en la población”.
Los estados han tomado el liderazgo con insuficiente coordinación del gobierno federal, dijo Peralta quien reconoce que “En los últimos días, se ha visto un cambio del gobierno federal” en cuanto a la coordinación.
Ha surgido mucha confusión y falsas esperanzas sobre las medicinas que podrían librarnos de este virus. Ha habido incluso comentaristas que han culpado al gobierno estadounidense por haber desmantelado, en los años 90, la producción de medicinas en Puerto Rico en favor de China. Hoy, dicen, Estados Unidos habría tenido un abastecedor próximo. Pero es la cura donde todos se concentran ahora y, en este sentido, se están haciendo ensayos clínicos, en China y en Estados Unidos, con medicamentos creadas para tratar otras enfermedades.
Medicinas contra el VIH: El ensayo clínico publicado en el New England Journal of Medicine no da resultados optimistas.
Medicinas contra la malaria como el hydroxycloroquinona: En China ayudó a acortar la duración de la enfermedad pero no cambio la mortalidad.
Medicina contra el Ebola: Remdesivir. Este medicamento tiene acciones antiviral contra el SARS y MERS. Además evita fibrosis pulmonar y eleva la función del pulmón en ensayos clínicos anteriores.
Incluso las medicinas reumatológicas se cree que ayudan a modular la respuesta del sistema inmunológico que resulta en inflamación severa y fibrosis del pulmón causando la muerte.
“Por experiencia con otros virus que causan tanto daño, es probable que se necesite un cóctel de medicinas y la producción de un nuevo antiviral efectivo”, concluyó la doctora Peralta.