Bienvenidos a “White Lotus”, un enclave de ensueño situado en pleno Hawaii donde podrá disfrutar de asombrosas vistas al mar, luminosas playas y un ambiente y trato exquisitos. Dispondrá de todas las comodidades a su alcance: fabulosas suites, piscinas desbordantes, deliciosa comida local, actividades marítimas…, incluso centro de spa. Sin duda alguna quedará gratamente complacido siempre y cuando, claro está, sepa apreciar la experiencia, algo que la galería de personajes que desfila por las instalaciones de este hotel no parece saber hacer.
Creada y, a su vez, dirigida y escrita por Mike White, esta nueva serie de HBO (renovada ya para una segunda temporada) nos muestra variopintas personalidades sumidas en algún tipo de crisis existencial y la lente con la que son retratadas les ilumina incluso de manera perversa pues, al final, se desprende mucha comedia en la realidad dramática de estos huéspedes. Asimismo, la historia pretende lanzar una crítica a ese perfil específico de persona adinerada con todo a su alcance, que pierde completamente la perspectiva de la realidad, volviéndose, paradójicamente, más caprichosa e insatisfecha y que reacciona de forma despótica ante los demás por el mero hecho de ser quien es.
Padres incapaces de conectar con sus hijos, adolescentes que prefieren aislarse en las drogas o en los videojuegos, mucho vacío personal contenido y bien oculto, problemas profesionales, juegos de poder, dilemas… Quizá alguien necesite dirigir a este peculiar grupo VIP y satisfacer sus necesidades (que puede que ni se sepa cuáles son) y, sin embargo, el gerente del hotel también parece tratar de evitar su propio naufragio.
A medida que avanzan los episodios, los vaivenes emocionales y los peculiares conflictos de estos belicosos y exigentes huéspedes parecen a punto de explotar al compás del bramido del mar, como si ese lugar paradisíaco balsámico produjera en esas personas el efecto contrario. Y es que nadie en “The White Lotus” quiere (o puede) relajarse. Casi todos parecen ajenos a las comodidades que les rodean y que han reservado para ellos. Ante tanto desconcierto, no cabe duda que el aguerrido personal del hotel, acostumbrado a todo tipo de crisis, sabrá manejar la situación (o no).
El guión de Mike White es muy interesante y agudo, lleno de diálogos variados con frases en ebullición listas para saltar como un resorte. Además, mantiene la suficiente sutileza para no mostrar todas las cartas de golpe y, sin subrayar todo en exceso, también deja que el espectador intuya o resuelva detalles importantes de cada personaje. Al fin y al cabo, estamos viendo solo un momento temporal de las vidas y comportamientos de estas personas durante su hospedaje. A destacar, entre muchas secuencias igual de buenas, la excelente conversación mantenida entre Nicole (Connie Britton) y Rachel (Alexandra Daddario) o el equívoco entre Armond (Murray Bartlett) y Mark (Steve Zahn).
Cada capítulo está lleno de buenas escenas, servidas con un montaje ágil y acertado, buena dirección, una música muy divertida, que a la vez resalta la inminencia de que las discusiones van a estallar por algún lado, y estupendas interpretaciones de todos y cada uno de los intérpretes: los mencionados Murray Bartlett, Connie Britton , Steve Zahn, Alexandra Daddario, Jake Lacy, Natasha Rothwell…
Y, como guiño final, el creador también se permite un particular homenaje a ‘Odisea’ de Homero, en concreto, el que corresponde a lo que acontece en la tierra de los Lotófagos. Este detalle místico será muy evidente y muy fiel a la obra clásica, en un personaje en concreto que, por supuesto, no desvelaré, no obstante todos los demás, a su manera, probarán voluntariamente, en mayor o menor medida, ese loto mágico que les hará retomar sus vidas mucho mejor, a través de una dulce mezcla de autoengaños, resignación u olvido. Más y más recursos, necesarios o inconscientes, para evadir la realidad tras tanto destrozo.
Sin más, es hora ya de que hagan ‘check-in’ en recepción, se tomen un merecido descanso y disfruten de su estancia. Plenamente.