Por Maribel Hastings
Asesora de America’s Voice
Tras la orden ejecutiva girada por el presidente Joe Biden para cerrar la frontera a solicitantes de asilo cuando se rebasen los 2,500 cruces irregulares diarios durante una semana, uno quisiera pensar que le seguirá algún anuncio positivo que beneficie a indocumentados que llevan décadas viviendo en Estados Unidos y contribuyendo a su progreso sin que se les legalice.
La orden es una decisión política motivada por la presión que los republicanos han puesto sobre Biden por el tema de la frontera y la presencia de miles de solicitantes de asilo al interior del país. El virtual candidato presidencial republicano, Donald Trump, ha hecho de la inmigración su caballito de batalla en este ciclo electoral y Biden lo enfrentará en un debate en CNN el 27 de junio, así que es mejor ir preparado para decir que está haciendo algo.
Particularmente luego del segundo intento fallido por avanzar en el Senado un restrictivo plan bipartidista que asignaba miles de millones de dólares a la frontera, pero que también minaba las leyes de asilo. Los republicanos no apoyaron el proyecto para complacer a Trump pues aprobarlo le quitaba armas contra Biden en materia migratoria.
Biden tampoco quiere que en medio de la batalla electoral los cruces de indocumentados vuelvan a dispararse a 8,000 diarios como ocurrió a fines del 2023.
En otras palabras, uno puede entender las razones políticas que llevaron a Biden a girar la orden ejecutiva porque los sondeos muestran que los estadounidenses no están contentos con la forma en que el presidente ha manejado el tema de la frontera.
Pero no quiere decir que sea una decisión acertada, aunque tenga excepciones en el caso de menores no acompañados, víctimas de trata humana y quienes obtengan una cita de asilo a través de la aplicación CBP One.
La decisión tiene además el potencial de aislar a votantes que han apoyado a Biden y a los demócratas y que esperan algún tipo de alivio migratorio mediante acción ejecutiva de cara a la elección y ante un bando republicano en el Congreso que bloquea cualquier solución legislativa. Medidas que legalicen, por ejemplo, a los cónyuges indocumentados de ciudadanos estadounidenses y a los Dreamers, entre otros.
Sobre todo porque las medidas giradas por Biden recuerdan a las tomadas por Trump cuando era presidente. Además de ser criticadas por legisladores y grupos progresistas, fueron retadas y en muchos casos frenadas en los tribunales.
Biden invocó la Sección 212(f) de la ley de inmigración para ordenar la deportación expedita de migrantes hacia México cuando se superen los 2,500 cruces diarios durante una semana. Esto es similar al Título 42. La Sección 212(f) fue empleada por Trump parta justificar su polémico y racista veto musulmán que al final fue frenado en los tribunales.
Por eso en este espacio hemos reiterado que debe existir un balance y si por razones políticas y electorales Biden entiende que es necesario girar una orden de este tipo, debe saber que el sector antiinmigrante al que trata de apaciguar de todos modos no lo apoyará. Le quedan entonces votantes oscilantes que según sondeos apoyan soluciones balanceadas de control fronterizo con medidas para regularizar a los indocumentados. Y una base que también apoya soluciones balanceadas y no únicamente centradas en la frontera.
Esa base, donde figuran los votantes latinos, necesita algo que realmente los entusiasme a ir a las urnas porque solamente con advertirles del peligro que supone Trump para la democracia no lo conseguirá. Como ocurrió en 2012 cuando en plena campaña de reelección Barack Obama giró la orden ejecutiva que creó DACA y que amparó de la deportación y concedió permisos de trabajo a los Dreamers, alguna medida migratoria positiva que beneficie a ciertos sectores de indocumentados, es una buena estrategia para movilizar votantes.
En su alocución, Biden dijo que “he hablado de lo que tenemos que hacer para asegurar la frontera. En las próximas semanas -y me refiero a las próximas semanas- hablaré de cómo podemos hacer que nuestro sistema de inmigración sea más justo y equitativo”.
Dicen que una de cal y otra de arena hacen la mezcla buena, y en inmigración ya viene siendo hora de alguna buena noticia que entusiasme a los electores para quienes este asunto es vital por lazos familiares, empatía o por reconocer la importancia de los inmigrantes en nuestra economía y en otros rubros. Urge que Biden vea más allá de la frontera.