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“Succession” (o guerras y traiciones en el Olimpo)

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Succession portada

“Succession” (2018-2023) encara tristemente su recta final, tras cuatro temporadas, con la expectación al máximo sobre cómo se resolverán las guerras internas y fratricidas de la familia Roy.

La serie de HBO llega a su mid-season sin bajar un ápice su calidad, con el logro de haber conseguido mantener un nivel óptimo de excelencia en todas sus entregas.

Ya hablé, con detalle, hace unos meses sobre “Succession”, así que les invito amablemente a que relean mi artículo, donde describo muchos más aspectos interesantes que se conservan y que sirven como complemento a esta nueva aproximación: http://hoyendelaware.com/succession-o-un-distinguido-toque-de-epica-imponente/

Póster de la temporada final de Succession
Póster de la temporada final de Succession

Tras su cierre, “Succession” ya es historia de la televisión por méritos propios y se convierte en una de las mejores series creadas. Las luchas por dominar el emporio de la comunicación y el entretenimiento Waystar Royco han quedado retratadas de forma brillante, gracias a sus guiones complejos y documentados, su excelente reparto coral donde nadie pretende sobresalir por encima del resto y su dirección elegante y característica.

Su creador Jesse Armstrong maneja los géneros con maestría, pasando de la comedia al drama con absoluta naturalidad.  Junto al resto de guionistas, ha dado vida a unos personajes capaces de generar fascinación, odio o simpatía, a partes iguales, sin olvidar mostrarlos vulnerables o perdidos en medio de sus batallas. De hecho, es muy interesante presenciar cómo se revelan, en ciertas ocasiones y fugaces destellos, sus facetas más humanas.

Los episodios siguen siendo pequeñas obras de teatro (con tintes griegos o shakespearianos; muchos ven paralelismos con “El rey Lear”) en un escenario donde los personajes entran y salen continuamente, lanzando comentarios o réplicas agudas, mordaces, ingeniosas, que obligan a no perder detalle.

Arribistas, astutos, necios y poderosos desfilan por un pérfido Nueva York y al igual que en la novela de Thackeray, “Vanity Fair”, el único objetivo es ascender y mantenerse en lo alto de la escala como sea, a base de hipocresía y apariencias. Todos en “Succession” quieren su parte del pastel, incluso algunos personajes no ocultarán que lo único que buscan es el dinero y la seguridad, ambiciones siempre vigentes sin importar la época en la que nos encontremos. Ante este mundo elitista, plagado de expresiones deslenguadas, el espectador solo puede sentirse atraído y asustado, al mismo tiempo.

Crítica de la temporada final de Succession de Eduardo Párraga
Eduardo Párraga

Por lo demás, muy mal se le deben dar las cosas a “Succession” para no ganar de nuevo todos los premios a Mejor Drama del año. Solo ese capítulo tres de esta cuarta temporada bastaría para hacerle tener bajo el brazo la mayoría de galardones. Capítulo, por cierto, que fue desvelado, sin piedad, por publicaciones especializadas dedicadas al cine y a la televisión.  Si los spoilers van a lanzarse también en este tipo de revistas, estamos ante un serio problema, pues hablamos de medios profesionales que deberían ser los más respetuosos con la audiencia.

En este 2023, nos despedimos de grandes obras que quizá podrían haber aguantado perfectamente en emisión una temporada más, caso de la también excelente “Barry” (2018-2023). Bien sea por esa fase de transición hacia la nueva plataforma Max, bien porque sus creadores tenían claro desde el principio cuándo acabar, estas series magistrales nos dicen adiós. En el caso de “Succession”, la segunda opción parece la más probable si nos atenemos a las recientes declaraciones del showrunner Jesse Armstrong para “The New Yorker”, donde reveló que no quería hartar al público hasta el punto de que este pensara que la historia se estaba alargando más de lo necesario.

El final de “Succession” se intuye épico y potente, con él averiguaremos si habrá servido para algo tanta feroz lucha entre los Roy y quién se mantiene en el Olimpo. El caos generado por esta disfuncional familia es tan entretenido, salvaje y triste, que su estela quedará presente largo tiempo.