A 10 años del 11-S

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1) No se ha producido ningún nuevo atentado en EEUU, pero sí en España, Reino Unido, Marruecos, Turquía, India, Indonesia, etc.

2) Afganistán, Iraq y ahora Libia han sido bombardeaos o invadidos. EEUU logró remover allí gobiernos hostiles pero generando una creciente resistencia armada.

3) Saddam no sólo era enemigo de Bush, sino un dique contra los fundamentalistas sunitas (Al Qaeda) y chiitas (Irán), quienes se han potenciado con su caída. El nuevo comandante militar de Trípoli es un antiguo binladenista que habla de enjuiciar a EEUU y al Reino Unido por haberle entregado preso a Gadafi.

4) La guerra antiterrorista ha costado más de cien mil vidas y ha producido más de 5 millones de desplazados.

5) EEUU ha invertido en ésta una cifra mayor de lo que costó Vietnam o que se requiere para sanear todas las deudas externas de las naciones pobres.

6) Al ocupar Iraq, EEUU se distrajo de capturar a Bin Laden y a los jefes talibanes, quienes se han agigantado, mientras generó gran oposición dentro del Islam y del mundo. Poco antes del décimo aniversario del 11-S, Bin Laden fue muerto pero Al Qaeda ha logrado expandirse.

7) Al Qaeda pasó de ser una secta marginal a ser un movimiento global con militantes nativos dentro de los estados aliados de Bush.

8) Irán se valió de EEUU para eliminar a dos vecinos enemigos para luego tener aliados suyos co-gobernando en Iraq y Afganistán, mientras avanza en Siria, Líbano y Palestina.

9) La guerra iraquí hizo que EEUU descuidara su patio trasero, donde la izquierda ha avanzado. Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua y Venezuela tienen gobiernos que se autoproclaman socialistas mientras que Paraguay, Argentina y Perú tienen presidentes ‘centro-izquierdistas’. Chávez ha acentuado su prédica anti-EEUU.

10) EEUU ha perdido el inicial apoyo mundial que tuvo frente a los atentados. Rusia, China, la UE y Sudamérica se le distancian.

11) Todos los gobernantes que secundaron a EEUU en la invasión a Afganistán ya han caído y Bush pasó los últimos meses de su mandato habiéndose convertido en uno de los presidentes más impopulares de la historia de su nación.

11 de Septiembre de 2001: Las Cifras

El 11 de Septiembre, 19 aero-piratas islamistas (15 de ellos sauditas) secuestraron 4 aviones que contenían 266 pasajeros. Todos ellos murieron al igual que 2823 en las Torres Gemelas y 125 en el Pentágono. Hay más civiles muertos por las bombas anglo-americanas en Afganistán que por todos los atentados que haya hecho Al Qaeda en Occidente. Se estima que un 25% de las bombas que cayeron sobre Afganistán no dieron en el blanco planeado y que otro 10% puede haberse transformado en minas.

Las Torres Gemelas llegaron a ser el edificio más alto del mundo y el símbolo de la pujanza económica de la ciudad sede de las Naciones Unidas y la bolsa de Wall Street. Esta era como una ciudad donde cada día trabajaban 50.000 personas y le visitaban un promedio de 140.000. Las pérdidas en propiedades y seguros producidas en dicho ataque superan los 21 mil millones de dólares. Las pérdidas para las compañías de seguros pueden ascender a los 50 mil millones de dólares. Después del macro atentado se calcula que se perdieron 100.000 empleos en el área baja de Manhattan, 237.000 en los primeros 5 siguientes meses en la industria de viajes norteamericana, y que para fines del 2002 se habrá llegado a los 1.8 millones de empleos perdidos en los EEUU.

26 días después del 11 de septiembre, Afganistán fue atacado por la mayor coalición bélica de la historia. Más de mil millones de dólares mensuales en gastos militares y de 22.000 bombas fueron desplegadas por los EEUU en los primeros 6 meses del conflicto afgano.

Las exportaciones afganas ascendían a los 70-80 millones anuales. EEUU, en cambio exportó en el año 2000 $776 mil millones. EL ingreso promedio anual de un afgano era de 80$ mensuales, mientras que el de un estadounidense era de 36.200 mensuales.

Antes de los bombardeos en Afganistán había 24,6 kilómetros de ferrocarriles y 2.793 kilómetros de caminos pavimentados. En EEUU hay 225.750 kilómetros de vías férreas y 5.733.028 kilómetros de caminos asfaltados. Antes del 11 de septiembre había en Afganistán 1 proveedor de internet, 29.000 teléfonos, 100.000 aparatos de TV y 167.000 radios.

X años del XI-IX.

El 11 de septiembre del 2001 el inesperado ataque de Al Qaeda sobre la ciudad sede de las Naciones Unidas cambió toda la política mundial generando una serie de guerras muy distintas a las que se dieron antes entre potencias.

En el siglo XX el choque entre potencias condujo a dos guerras mundiales (1914-18 y 1939-45) y luego a una guerra fría (1948-91) en la cual los dos súper-poderes nucleares evitaron una confrontación directa desarrollando su conflicto mediante una carrera armamentista o económica, guerras en sus esferas de influencia en el Tercer Mundo y financiando a disidentes del campo opuesto.

Las guerras del siglo XXI, en cambio, no se dieron entre los dueños del mundo, sino entre una determinada potencia (o grupo de éstas) contra sus respectivos enemigos internos o contra países del Tercer Mundo que querían someter.

Los atentados del 11S concitaron una inicial solidaridad mundial hacia los EEUU que éstos utilizaron para organizar la mayor coalición bélica de la historia, la misma que emplearon contra uno de las repúblicas más pobres y más devastadas militarmente: Afganistán.

Bajo la tesis de que no había una guerra convencional contra un Estado sino un conflicto contra delincuentes terroristas las potencias podían darse el lujo de atacar otros países sin declararles la guerra (como quien entra supuestamente a castigar a piratas que allí se hayan escondidos). EEUU incluso bombardeó a su gran aliado Pakistán (el único país nuclear del Islam, donde mataron a Bin Laden).

En esta década tropas norteamericanas han actuado también contra ‘terroristas islámicos’ en Yemen, Filipinas, Yibuti, Líbano y Somalia. Esto, además de haber incursionado para ‘defender a sus compatriotas’ en Liberia, Sierra Leona o Haití.

Rusia ha librado sus propias ‘guerras antiterroristas’ en Chechenia (donde hicieron que Grozni fuera la capital europea más arrasada después de la II Guerra Mundial) y ha armado a sus separatistas en Georgia. China, India e Israel han tenido cancha libre contra sus propios ‘terroristas’ étnicos.

Bogotá se inspiró en ese clima para lanzar su mayor ofensiva contra su guerrilla, en la misma que bombardeó suelo ecuatoriano produciendo una crisis diplomática con Quito y Caracas.

Si en las dos guerras mundiales y en la guerra fría las potencias se atacaban directa o indirectamente, en el siglo XXI la tendencia ha sido más a la de competir entre ellas mostrando más capacidad para poder derrotar a sus propios enemigos ‘terroristas’ y expandirse en un mundo que ya no se puede repartir en colonias (como se hizo con el África de fines del siglo XIX) pero si en áreas de influencias.

EEUU ha aprovechado a Al Qaeda para crear un nuevo enemigo contra el cual ampliar sus aliados y unirlos bajo su comando. Las guerras contra el terrorismo musulmán han devenido en el derrocamiento de 3 gobiernos contestatarios en el mundo islámico: Afganistán, Irak y Libia (todos ellos, al igual que Bin Laden, anteriores aliados de la CIA).

Los británicos, que antes fueron la mayor potencia ultramarina, han buscado recomponerse actuando como rémoras del tiburón norteamericano. Francia, tras oponerse a la guerra iraquí y haber chocado con el eje anglo-americano en África, retomó su iniciativa siendo la primera en atacar a su ex aliado Gadafi. Rusia ha reprimido brutalmente al Cáucaso y evitado que Georgia entre a la OTAN. China ha logrado evitar guerras externas centrándose en una diplomacia económica que le viene convirtiendo en el principal socio comercial de varias naciones de Asia, África y América.

Guerras contra ex aliados

Todas las guerras que EEUU ha realizado tras los atentados del 11S han sido hechas contra 4 antiguos socios suyos: Bin Laden, los talibanes, Hussein y Gadafi.

Dos de los actuales grandes aliados de EEUU en sus guerras antiterroristas son las dos potencias que antes realizaron peores ataques sobre su territorio que los del 11-S-2001: las islas británicas y las japonesas.

En 1812 los británicos ocuparon Washington donde incendiaron planificada y selectivamente la Casa Blanca, el Congreso y otros edificios públicos, humillando a la nación que se les había independizado casi medio siglo antes.

En 1941 Japón bombardeó 30 barcos norteamericanos en Hawái iniciando la guerra que más bajas haya causado a los estadounidenses.

15 de los 19 terroristas islámicos que se inmolaron en el 11-S-2001 eran sauditas, al igual que su comandante Bin Laden. La familia de Osama, el destructor de las Torres Gemelas, es paradójicamente una de las mayores constructoras de torres de lujo en su natal península arábiga.

Arabia Saudita ha sido una gran aliada de EEUU en todas sus guerras, pese a que ésta promueve un Islam militante y sectario (en ese país se prohíben las iglesias, los partidos, las elecciones y el que la mujer ande sola en las calles) y ha impulsado originariamente a lo que hoy es Al Qaeda.

Bin Laden llegó a Afganistán financiado y armado por EEUU. La CIA apoyó y entrenó a Al Qaeda y a los talibanes, quienes siempre sembraron terror en los civiles (siguiendo métodos de ésta o amparándose en su silencio). Reagan recibió a los talibanes en la Casa Blanca comparándolos con los padres fundadores de su patria.

EEUU y la OTAN apoyaron a Saddam Hussein desde sus inicios. Al año de que él tomara el poder en Bagdad (16 julio 1979) él invadió Irán (quien entonces venía de una revolución que depuso a su rey pro-occidental) bajo encargo de EEUU y la OTAN y recibiendo de éstas millones de dólares y de municiones.

Esta fue la guerra entre países más larga del siglo de las 2 guerras mundiales. Duró 3 años y 334 días produciendo entre 800,000 a 1,300,000 muertos y un trillón de dólares en pérdidas.

Hussein pasó a la lista negra en 1991 cuando el dictador iraquí se atrevió a reclamar militarmente su ex provincia kuwaití sin la venia de EEUU. No obstante Bush padre solo lo derrotó en ese año y dejó que él masacrase a los levantamientos kurdo y chiíta que se produjeron tras su fracaso en Kuwait pensando que él era un mal menor ante posibles aliados de Irán.

Gadafi fue el único líder ‘anti-imperialista’ que decidió auto-destruir sus armas de destrucción masivas a fin de congraciarse con Occidente. Con ello se convirtió en uno de sus grandes aliados en el negocio del oro negro y en la guerra contra Al Qaeda. Él cayó en desgracia cuando no quiso negociar su retiro del poder como lo hicieron los dictadores pro-EEUU vecinos de Túnez o Egipto.

Hoy en los nuevos gobiernos de Afganistán, Irak y Libia hay varios personajes que antes fueron acusados de ser terroristas. El presidente afgano Karzai estuvo ligado a los talibanes mientras que varios de sus ministros han conducido horrendos crímenes de guerra contra civiles. En Irak varios antiguos aliados de Irán están en el ejecutivo. Belhaj, el comandante militar de la Trípoli post-Gadafi es el antiguo jefe de los libios islamistas que pelearon junto a Al Qaeda en Afganistán y que la CIA se lo entregó a Gadafi por haber dirigido un intento de magnicidio.